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Xuan, Celia, Nel, Nel, Ainara y Lucía, alumnos del colegio Eduardo Martínez Torner, con los ceniceros que han elaborado para repartir a los bares. Paloma Ucha

Un cenicero para cada bar: así luchan los escolares de la zona oeste de Gijón contra las colillas en el suelo

165 alumnos de sexto de Primaria de cuatro colegios de La Calzada presentan la campaña que han elaborado con Mar de Niebla para reducir la contaminación y mejorar el bienestar de sus barrios

María Agra

Gijón

Viernes, 29 de noviembre 2024, 20:01

Han completado con éxito una misión en la que llevan inmersos desde el año pasado: mejorar el bienestar de la zona oeste de Gijón mediante la reducción del número de colillas que hay en el suelo. Durante una mañana ajetreada y llena de emociones, los 165 alumnos de sexto de Primaria de los colegios Federico García Lorca, Miguel de Cervantes, Príncipe de Asturias y Eduardo Martínez Torner que el curso pasado se embarcaron en el reto que les propuso Mar de Niebla para analizar su entorno más cercano presentaron este viernes el resultado final de dos meses de trabajo colaborativo: la campaña 'Anticolilleros'.

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Tras realizar un exhaustivo análisis de la realidad que incluyó 400 encuestas por las calles de la zona oeste y un estudio de las puertas de los bares locales, su investigación les permitió identificar el problema y encontrar una solución efectiva, a la que se sumaron 38 establecimientos comprometiéndose a colaborar en la lucha contra la contaminación por colillas. El objetivo estaba claro: entregar una papelera, diseñada especialmente para las colillas de los fumadores, a cada uno de los bares colaboradores. De colores, con temática, un velcro para pegarlo en la pared y dos compartimentos a elegir para hacerlo más divertido, los alumnos dibujaron desde cero unas papeleras-cenicero que más adelante tuvieron que montar y decorar.

Hugo, Celia, Xuan, Nel R., Lucía, Ainara, Nel P. y Enol, del colegio Martínez Torner, fueron uno de los 12 grupos que recorrieron las calles de la zona oeste de Gijón para tratar de vivir en un entorno más limpio. Primero en la calle Brasil y luego en la calle Puerto Rico, entraron con toda su ilusión a cuatro bares y tres de ellos abrazaron su propuesta. «Todos tienen dos opciones: verano o invierno, pizza o hamburguesa, Batman o Supermán... ¿Que te gusta más la hamburguesa que la pizza? Pues lo metes ahí», le explicó Lucía, con más entusiasmo que nerviosismo, a la dueña del bar El Rincón de La Llorona. Fueron ellos mismos quienes se encargaron de pegar el velcro en cada uno de los establecimientos y colocar las papeleras. Pero, sin duda, lo que más ilusión les hizo fue ir viendo la huella de su trabajo a medida que deshacían el camino andado para volver al punto de partida, en el Parque de la Montaña, y veían las papeleras que habían entregado otros compañeros en las puertas de los bares. «¡Mira ahí!», se decían unos a otros, estirando el brazo todo lo que podían para señalar los 'anticolilleros'.

Los alumnos del Martínez Torner colocan una papelera en el exterior de uno de los 38 bares que se sumaron a la iniciativa. Paloma Ucha

Más de 50 millones de colillas cada año

Una vez terminada la ruta y ya de vuelta en el Parque de la Montaña, tocó ofrecer una rueda de prensa para explicar el proceso y los detalles de este ambicioso proyecto. «Teníamos muchas ganas de este día. Hemos aprendido a trabajar en equipo entre nosotros y nos ha hecho sentir muy bien, porque hemos colaborado a reducir las colillas en el barrio», destacaron los escolares ante la presencia de la directora general de Participación del Principado de Asturias, Nuria Rodríguez; el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón, Rodrigo Pintueles, y el director de Proyectos Educativos y Juventud del Ayuntamiento de Gijón, Carlos Llaca.

«Con esta actividad está claro que los adultos tenemos muchísimo que aprender de vosotros», les aplaudió Llaca. «No solo os estáis implicando en el barrio, sino que también estáis aprendiendo cómo, de manera civilizada y democrática, se puede llegar a consensos y mejorar la situación en el barrio. Sois nuestra esperanza y lo estáis haciendo estupendamente», encomió Nuria Rodríguez. Y, finalmente, Pintueles les aportó unos datos para entender la magnitud de la labor que habían llevado a cabo. «EMULSA recoge cada año en las calles de Gijón más de 50 millones de colillas, más de 60.000 excrementos de perro y más de 20.000 objetos o muebles abandonados en la acera», subrayó el edil.

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Estas colillas, después, son arrastradas por las aguas de lluvia y viajan por las alcantarillas hasta que terminan en ríos, océanos o en las bases de los árboles. Además de que pueden tardar casi 10 años en degradarse. Para comprenderlo mejor y atendiendo al promedio de cuatro centímetros que mide una colilla, «si alinéaramos todas las que se recogen en Gijón en una semana sumarían una distancia de 40 kilómetros, que podría unir Gijón con Mieres; en un mes nos permitirían cubrir un camino de 160 kilómetros y llegar más allá de León, y en un año podríamos dibujar una línea que conectara Gijón con Berlín», explicó Pintueles.

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