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Un grupo de amigas del centro social Gijón Centro se reúne cada día en la cafetería del Mercado San Agustín a falta de un local propio. J. C. TUERO

El cierre de los centros sociales deja a más de 2.000 mayores sin actividades

«Antes, el médico te decía que jugaras a algo y que te juntaras con tus amigas para estar activa. Ahora nos quitaron todo, el daño es tremendo»

MARÍA CIDÓN KIERNAN

GIJÓN.

Lunes, 3 de agosto 2020, 00:23

Miles de personas mayores de Gijón se han quedado sin su espacios de encuentro debido a la situación sanitaria por la COVID. Los centros sociales de mayores llevan cerrados más de cinco meses y sus actividades han sido suspendidas indefinidamente hasta nuevo aviso.

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Los centros de El Arbeyal, El Llano y Clara Ferrer solo han vuelto a abrir, parcialmente, desde mediados de julio para brindar el servicio de día a los mayores dependientes, mientras Gijón Centro perdió su local justo antes del confinamiento por decisión del Principado, que ahora está en trámites para buscarles una nueva sede.

Las partidas de cartas y de parchís en sus centros tendrán que esperar. Al igual que los bailes de salón, las clases de taichí y yoga, los talleres de pintura, de encuadernación, informática e inglés, entre otras muchas actividades. Las medidas sanitarias actuales impiden que estos espacios abran para brindar ambos servicios: de día y sociales, con el objetivo de evitar aglomeraciones y prevenir la transmisión del coronavirus entre la población de mayor riesgo. Por el momento, el Principado ni siquiera plantea una fecha para que puedan volver a sus actividades.

Al centro de El Llano acudían un promedio diario de 1.000 usuarios. «Teníamos mucha afluencia, unas mil personas al día. Solo en la cafetería hay espacio para 300 personas sentadas», indicó la directora Gloria Arias, al tiempo que explicó cómo muchas de ellas lo echan de menos. «Somos conscientes de la necesidad. Hay personas que pasaban aquí todo el día desde hace años, es un lugar con mucha demanda», agregó Arias.

En El Arbeyal, con una afluencia diaria cercana a las 500 personas, el espacio que quedó libre al suspender las actividades sociales es aprovechado ahora por los usuarios del centro de día de El Arbeyal y los de Gijón Centro, que fueron trasladados de forma provisional al quedarse sin el local del centro comercial San Agustín. Menchu Fernández, directora de El Arbeyal, explicó que las actividades sociales contaban con una alta participación: «Solo de bailes de salón teníamos cuatro cursos».

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Los usuarios de este centro ubicado en La Calzada están ansiosos por volver a su rutina. «Vienen a preguntar cada día para saber cuándo abrimos, aunque son conscientes de la situación », reconoció Fernández.

El centro de menor afluencia es el Clara Ferrer, en el Polígono, que contaba con 150 usuarios diarios en actividades en el sa-

lón de actos, el gimnasio y la cafetería. «Costará bastante volver a dar actividad por la situación actual», reconoce el personal.

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«El daño es tremendo»

Aunque comprendan el riesgo, los mayores reclaman sus espacios. Un grupo de amigas de Gijón Centro se reúne cada tarde en una cafetería del centro comercial San Agustín para jugar al parchís. Desde ahí, alcanzan a ver el local que fue su segunda casa durante años. Se sienten agraviadas porque, a pesar de que el cierre es generalizado para todos los centros, ellas ni siquiera tienen un lugar al que regresar. «Tenemos el mismo derecho a tener un centro, no pedimos nada desmesurado», reclamó Margarita Arrieta.

En una mesa cercana, otro grupo juega a las cartas y reflexiona sobre su situación. «Antes, el médico te decía que jugaras a algo y que te juntaras con tus amigas para estar activa. Ahora nos quitaron todo eso, el daño a las personas mayores es tremendo», lamenta María Jesús Villarón.

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