«La sometía a un control extremo. Siempre quería saber dónde y con quién estaba»
Familiares y amigos de Lorena Dacuña relataron en la Sección Octava de la Audiencia Provincial el «acoso permanente» al que estuvo sometida la mujer asesinada por su expareja, José Manuel Sánchez Merino
La Sección Octava de la Audiencia Provincial acogió esta mañana la segunda sesión de las cinco programadas del juicio por el asesinato machista de Lorena Dacuña, en febrero de 2020. Han declarado hasta 16 testigos de la relación que la mujer asesinada mantenía con su asesino confeso, José Manuel Sánchez Merino. Todos coincidieron en declarar que Lorena ocultaba «por vergüenza y temor» la mayoría de episodios de maltrato a los que era sometida por su expareja. Hubo algunos que pudo ocultar y disimular, pero sí era evidente, a juicio de todos los testigos, el control y acoso al que estaba subyugada por parte del que por entonces era su pareja. «La sometía a un control extremo. Siempre quería saber dónde y con quien estaba. La tenía todo el día pendiente del móvil para darle explicaciones. Llegaba incluso a tener que pasar fotos de sus compañías para que él la creyera», relataron varias de sus amigas.
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No se presentó en la vista el último hombre que vio a Lorena con vida. Un testigo clave para entender cómo se sucedieron los hechos en el domicilio de Lorena. Se traba del varón, de origen portugués, que subió con Lorena a su casa la misma noche de su asesinato. El asesino confeso les siguió hasta el domicilio de la mujer y entró en la casa para, según él, recriminarle a Dacuña que estuviera con otro hombre.
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«A Lorena nunca le gustó compartir sus problemas con los demás. Estoy convencido de que nos ocultó muchas cosas. Ella se avergonzaba de la relación que tenía, », aseguró durante su declaración Francisco Dacuña, hermano de la fallecida. Todos los testimonios apuntan a que Lorena «muy deprimida y triste» durante los últimos meses de su relación. Fue pasado el mes de noviembre, cuando rompió definitivamente con el que meses más tarde sería su asesino, cuando «comenzó a ser más feliz y a ser la Lorena que conocíamos». Pese a los intentos de las amigas de que denunciara a su verdugo, «siempre nos decía que no quería hacerle daño y que lo tenía controlado».
Mañana será el turno para que se practiquen las pruebas periciales. Declararán los médicos forenses, la policía científica y los psicólogos que han atendido a José Manuel durante el periodo que ha estado en prisión, donde lleva desde el momento de su detención el 5 de febrero de 2020.
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