Desastre en el Piles
El río amaneció con miles de peces muertos, víctimas de un vertido de origen desconocido que ya investigaba la Guardia Civil
El escenario estremecía. Hace hoy cinco lustros, el río Piles amaneció con miles de peces muertos flotando en sus aguas, y los escasos supervivientes boqueando, ... desesperados, en la superficie, a la búsqueda de oxígeno. Ocurrió la catástrofe ecológica en el tramo comprendido entre Las Mestas y el Real Grupo de Cultura Covadonga. Allí, según contó El COMERCIO, «muiles, furagañas, anguilas y sueños agonizaron hasta morir». Las causas, por el momento, eran desconocidas, aunque pronto se generarían teorías de boca de los muchos testigos que acudieron a presenciar en directo el doloroso cuadro. Se hablaba de un vertido de cloro o de pintura. Y lo peor de todo era que la circunstancia no sorprendía.
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Porque ya había pasado alguna otra vez. Recordaba Jesús Morales, concejal delegado de Urbanismo e Infraestructuras, que ya hacía años había habido un caso similar. «En aquella ocasión, la causa de la muerte de los peces del Piles había sido la acción de un desaprensivo que lavó contenedores de pintura en el río. Sin embargo, nunca dimos con él». Tenía que haber sido, eso sí, la acción de un particular, ya que en la zona afecta no había vertidos industriales. «Solo hay hostelería, equipamentos deportivos y viviendas, por lo que, cuando aparecen vertidos de este tipo, se trata de algo voluntario que hacen desaprensivos».
A veces, eso sí, no llegaba a saberse. Muchas de las personas que acudieron a presenciar la triste alegría de los peces afirmaban que era una cosa habitual. «Es una vergüenza que no hagan nada por evitarlo. Ahora, si abrieran la compuerta que retiene el agua, muchos de estos peces se salvarían», proponía un espontáneo, «pero, claro, llegarían todos los muertos a la playa y eso es algo que el alcalde no se puede permitir en pleno mes de agosto». Lo que sí hacía la autoridad era investigar ya el suceso. En Las Mestas se habían encontrado unos guantes y unas raspaduras en una barandilla recién pintada. Apuntaban maneras, pero días más tarde el análisis de las aguas aclaró que el vertido lo fue de cloro puro, en cantidades de 30 a 50 litros. Fuera como fuera... una barbaridad.
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