Un estreno frío y quejoso

No era solo que la nueva sede fuera angosta en demasía. «A esa protesta», decíamos hace cinco lustros, «se unen otras, más quisquillosas quizás, pero que no dejan de manifestar el malestar de los empleados». Por ejemplo, la escasa maniobrabilidad de las dependencias cuando estas estuvieran abiertas al público, las salas de los médicos forenses -«una 'carnicería'», según los funcionarios, «por su frío aspecto»- o la planta baja, en la que varias estancias estaban divididas «con salientes de cristal, que como no se señalen de forma adecuada a más de uno le costará un choque violento contra la transparencia solo aparente».

La ministra ya se había dado por enterada. Eso fue lo que nos aseguró José Antonio Fanjul, gerente territorial del Ministerio de Justicia en Asturias, quien decía que pronto la responsable de la cartera comunicaría a los empleados sus impresiones. A tenor de los elogios de Fanjul hacia el nuevo edificio, no parecía que estas fueran a ir en la misma línea.

«Ayudará a la agilización de los trámites judiciales», aseguró el gerente sobre el local de la que por entonces aún se denominaba avenida de Juan Carlos I. Con cuatro plantas en las que se repartirían los juzgados de Instrucción, de lo Penal, del destacamento de Fiscalía, la Unidad de Policía Judicial y la clínica médico forense, los funcionarios habían comenzado a trasladarse ya, en una operación que concluiría el 24 de marzo, aunque el edificio no se inauguraría hasta abril. Decían que, para entonces, visitarían las instalaciones la ministra, Mariscal de Gante y Álvarez-Cascos, a la sazón vicepresidente del Gobierno. ¿Habría paz entre los cristianos?