Las inundaciones obligan a cerrar las playas y activar el pozo de El Arbeyal en Gijón

Llover llovió durante prácticamente todo el día. Era lo que había anunciado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) al advertir de que Gijón, como el resto de Asturias, iba a estar ayer en alerta amarilla por precipitaciones. Pero la tormenta adquirió tal magnitud en apenas 45 minutos -entre las once y cuarto y las doce del mediodía- que sus consecuencias superaron cualquier previsión.

Una docena de calles acabaron anegadas -principalmente en la avenida de la Costa, en La Calzada y en Tremañes-, con el agua corriendo hasta por las aceras y colándose en bajos y locales comerciales. El tráfico rodado se complicó en esos puntos y obligó a intervenir a la Policía Local para cortar o regular la circulación. Y, apenas dos horas después de la fuerte descarga de agua, el Ayuntamiento comunicaba la activación del 'Protocolo de actuación por eventos contaminantes en aguas del litoral' una vez que la Empresa Municipal de Aguas (EMA) comunicara el registro de alivios durante más de dos horas. En la práctica, se tradujo en el cierre de las tres playas urbanas, en las que se colocó la bandera roja por prevención. En principio, la medida se mantendrá hasta las diez de esta mañana.

Los datos recogidos por la estación meteorológica que Aemet tiene en el campus de Gijón son elocuentes. La jornada del 15 de septiembre comenzó con un registro de precipitaciones de un litro por metro cuadrado que, a las dos de la mañana, aumentó hasta los cuatro. Las lluvias fueron constantes toda la madrugada y parte de la mañana, pero también muy débiles. Hasta que, pasadas las once, las nubes comenzaron a descargar con fuerza. En el acumulado hasta las dos de la tarde, se registraron precipitaciones de 47,6 litros por metro cuadrado, el mayor dato de toda Asturias. Si se atiende a la precipitación caída en una hora, la estación de Gijón-campus contabilizó 40,2 litros por metro cuadrado -lluvias «muy fuertes», según la Aemet-, pero en diez minutos fueron 14,4 litros por metro cuadrado, lo que las convierte en «torrenciales». Curiosamente, en la estación meteorológica de El Musel solo se recogieron hasta las dos de la tarde 13,4 litros por metro cuadrado.

Con tal fuerza descargaron las nubes al mediodía que buena parte de la red de alcantarillado se vio superada e incapaz de absorber todo el agua que ya corría a raudales por las calzadas. En algunas calles, como la avenida de la Costa o Brasil, la fuerza del agua levantó algunas tapas de alcantarilla. «En lugar de tragar, expulsaban agua. Salía a chorros», explicaron vecinos de la zona.

El pozo de tormentas de El Arbeyal, cuyas obras concluyeron recientemente, entró en funcionamiento -no era la primera vez al parecer; operativo ya desde agosto- pero ni así se consiguió evitar que las imágenes de la calle Brasil completamente anegada volvieran a repetirse -como ya ocurrió el verano pasado, en el otoño de 2019 o, más atrás, en septiembre de 2016- para desesperación de vecinos y comerciantes. No obstante, el concejal de Mantenimiento y Obras Públicas, Olmo Ron, aseguró que gracias a esta infraestructura «se evitó una inundación mayor» en la zona. «Funcionó conforme a lo esperado, recogiendo y laminando» el volumen de agua caída y «reduciendo los efectos hacia aguas arriba», precisaron fuentes municipales.

«Entiendo la preocupación de los vecinos y vecinas de La Calzada, que entendían que con el pozo de tormentas cualquier inundación se iba a solucionar, pero evidentemente una infraestructura así no puede garantizar el 100% de estos fenómenos meteorológicos», añadió Olmo. Gran Capitán, Domingo Juliana, Daniel Cerra o Magallanes fueron otras de las vías de la zona oeste más perjudicadas por la tromba de ayer.

La imagen de calles convertidas en auténticos cauces se repitió en el entorno de Puerta de la Villa, en las avenidas de la Costa y Schulz, en Manuel Llaneza, Gaspar García Laviana y Pablo Iglesias. También en Príncipe de Asturias, el Camino del Melón, en Tremañes, las inmediaciones de El Molinón o del Parque Científico Tecnológico o la Colonia del Pisón.

La acumulación de agua tuvo consecuencias en los bajos de distintas calles pues el tránsito, lento, de coches y motos formaba olas que acabaron por llevar el agua a su interior. Ocurrió, por ejemplo, en las oficinas del Registro de la Propiedad, en la Costa, donde, fregona y escoba en mano, se afanaban al mediodía en recoger el agua que había entrado «hasta la mitad» de las dependencias.

El problema se solucionó cuando la Policía Local acudió a la zona y restringió el paso de autobuses para evitar que los vehículos se metieran en la gran balsa que se había formado a la altura del museo Nicanor Piñole y hasta la calle Mieres debido al badén que se ha formado en los últimos años en ese punto de la calzada.

Alertados por los comerciantes de la zona, los agentes también se desplazaron a la calle Brasil, donde colocaron una cinta a la altura del número 21 que impedía el paso de vehículos. La Policía permaneció en la zona hasta que la situación fue volviendo poco a poco a la normalidad.

Hasta las dos de la tarde, la Empresa Municipal de Aguas (EMA) había recibido 78 avisos relacionados con la lluvia. Su personal trabajó «intensamente en la colocación de tapas levantadas, en revisar sumideros y limpiar aquellos en los que era necesario» y en revisar «el funcionamiento general de los colectores».

En coordinación con ellos trabajaron también efectivos de Emulsa. Y los Bomberos, que debieron intervenir en las calles Orán, Avelino González Mallada, Les Cigarreres, Mieres y Pedro Pablo.

La delegación territorial de la Aemet espera que el tiempo mejore esta tarde. Mañana llegará a priori otra borrasca, pero más convencional.