Isabel Moro, en su despacho en el Ateneo Jovellanos. ARNALDO GARCÍA

Isabel Moro anuncia hoy a los socios del Ateneo su intención de dejar la presidencia este año

Aduce razones familiares tras un intenso mandato en el cual logró sanear las delicadas finanzas de la entidad y estrenar una sede permanente

ADRIÁN AUSÍN

GIJÓN.

Lunes, 8 de abril 2019, 02:08

No le podía pedir más a su mandato. Sin embargo, Isabel Moro anunciará esta tarde a los socios del Ateneo Jovellanos, en el curso de la asamblea anual ordinaria anunciada para las 19 horas, su propósito de dejar la presidencia en el tramo final del año por razones familiares. En septiembre, avanza, se convocarán elecciones para renovar la junta directiva con un par de meses de antelación y en torno noviembre tendrá lugar la cita con las urnas a la que tiene el firme propósito de no concurrir.

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Adelantará Moro su intención, conocida desde tiempo atrás por su círculo más íntimo, con el objetivo de fomentar «con el tiempo suficiente» la concurrencia de candidaturas, en tanto que ningún miembro de su junta directiva tiene tampoco predisposición a dar un paso al frente. «Me jubilo por segunda vez», comentaba ayer, irónica, en declaraciones a EL COMERCIO. No se plantea sin embargo dejar ni mucho menos la institución a la que lleva vinculada desde hace veinticinco años y, de hecho, muestra su disposición a formar parte, si se le requiere, en una nueva junta directiva o a colaborar del modo en que estime la persona que la sustituya al frente de la presidencia.

La primera mujer

Isabel Moro Trabanco asumió las riendas del Ateneo Jovellanos el 15 de junio de 2016 en un delicado momento para la entidad, especialmente en el plano económico, con 1.200 euros en tesorería y una sede provisional cedida por Liberbank con unos elevados costes de mantenimiento cifrados entre 600 y 800 euros diarios. La primera mujer en presidir la prestigiosa institución fundada en 1953 al calor del impulso de Torcuato Fernández Miranda centró sus esfuerzos en revertir las finanzas tras tres años de mandato de Álvaro Muñiz en los que la institución había caído en cierto desgobierno. Logró con éxito su objetivo, según destaca, «gracias al apoyo de los socios» tanto con sus cuotas como con una generosa derrama voluntaria; «y al de los medios de comunicación»; así como a la posibilidad de conseguir, al fin, una sede permanente en la segunda planta de la Escuela de Comercio, estrenada el pasado verano, que permitió poner fin a la sangría mensual de gastos en el edificio de la Antigua Muralla Romana.

Cuentas saneadas, sede permanente e impoluta y algo más de 500 socios, amén de una activa política de actividades (charlas, viajes culturales y publicaciones), en la línea marcada en su momento por José Luis Martínez, histórico presidente con el que trabajara codo con codo, constituyen el sólido bagaje de estos tres últimos años, aún no expirados. «Encontré el Ateneo en muy mal momento y cumplí mi mandato», reseñaba ayer satisfecha sobre esta importante etapa en una institución señera en la villa de Jovellanos.

La asamblea anual ordinaria de hoy está anunciada para las siete de la tarde en primera convocatoria y las siete y media en segunda. Será en el salón de actos de la Escuela de Comercio y el orden del día incluirá los siguientes puntos: lectura y aprobación del acta de la sesión anterior, informe de la presidenta, informe de las cuentas del ejercicio 2018, elección de la comisión censora de cuentas, anuncio de las próximas elecciones a presidencia y junta directiva (se convocarán en septiembre); y ruegos y preguntas. La intención de Moro de dejar su cargo marcará, sin duda, el encuentro.

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