¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Lavilla, sentado en el centro; a su dcha, Piñole y detrás del pintor, de pie, Francisco Carantoña, en el acto de su despedida el 6 de diciembre de 1958.

Ignacio Lavilla Nava

Periodista y pintor en las dos orillas

Janel Cuesta

Gijón

Lunes, 19 de agosto 2024, 02:00

Si hay algo que caracteriza a todas las generaciones es la tendencia al olvido de personas y personajes que en su momento hicieron historia. Por ... eso, cuando nos encontramos con la figura de un gijonés que merece la pena ser recordado, como es el caso de nuestro personaje de hoy, profundizamos en él cuanto esté a nuestro alcance.

Publicidad

Para empezar, hay que tener en cuenta que Ignacio Lavilla Nava nació en el seno de una familia que gozaba de notable prestigio en el Gijón de fines del siglo XIX y comienzos del XX, puesto que vino al mundo en 1895 y era sobrino del laureado pintor Nemesio Lavilla Vicchi y primo segundo del popular actor de cine y teatro Nemesio Lavilla Fonalleras.

No es aventurado afirmar que el jovencísimo Ignacio Lavilla recibiera las primeras lecciones de su tío, mientras cursaba sus estudios en el Instituto de Jovellanos. Sus evidentes dotes artísticas propiciaron una beca para estudiar en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, aunque otros biógrafos le sitúan estudiando en la Academia de San Fernando, aunque coinciden en que se vio obligado a regresar a Gijón por los problemas económicos de la familia.

Ya en su ciudad, sin abandonar la pintura, escribe en el diario 'El Noroeste', vinculado a la República y luego al Reformismo; colabora con el Ateneo Obrero de Gijón. Entre 1932 y 1934, Ignacio Lavilla se integra como jefe de redacción en el periódico socialista 'Avance', fundado por Amador Fernández y Javier Bueno, del que es director el gijonés Antonio Ortega y Fernández de La Granda.

Publicidad

Llegada la Revolución de Octubre de 1934, nuestro personaje de hoy, sin llegar a tomar parte ni participar en ella, sí desarrolló una ingente labor informativa, y sus artículos firmados bajo seudónimo son publicados en 'El Liberal' de Bilbao y en 'El Socialista' de Madrid, lo que dio lugar a que fuese hecho prisionero en el cuartel provisional del Colegio de las madres Adoratrices situado en Las Mestas, donde sufrió duras represalias.

Ya liberado logra huir a Francia, mientras que sus artículos sobre la Revolución de Octubre son publicados en periódicos franceses, belgas y el 'Daily Worker' norteamericano. El éxito de sus escritos da lugar a un proyecto de editarlos en un libro que se paraliza por la complicada situación política y bélica de la nación.

Publicidad

Ignacio Lavilla fue amnistiado tras la Guerra Civil, recuperando su notable actividad como pintor y compaginándola a su vez con su innegable vocación de escritor e investigador, llegando a presidir la Agrupación Gijonesa de Bellas Artes, algo que según las crónicas de su época restó en parte su proyección artística, ya que fue contemporáneo de pintores como Nicanor Piñole, Evaristo Valle, Mariano Moré, Manuel Rodríguez 'Marola'. Los críticos de arte le sitúan a su mismo nivel, tanto en lo artístico como en la representación gráfica e histórica de sus cuadros llenos de fuerza evocadora, capacidad observadora, finura espiritual y depurada agudeza para manejar las tintas y las entonaciones definidoras del carácter regional.

Ignacio Lavilla Nava entró a formar parte de la junta directiva del Ateneo Jovellanos teniendo a su cargo la sección de arte –siendo presidente don Ignacio Bertrand y Bertrand–, cargo que ocupó hasta comienzos de 1959. El 6 de diciembre del año anterior se celebró una comida-homenaje previo a su futura marcha para México, donde residía parte de su familia, ya que era tío por parte de madre del que había sido periodista del Diario EL COMERCIO Francisco Ignacio Taibo, y por aquel entonces ya residente y ejerciendo su profesión en la capital mexicana.

Publicidad

De la relevancia social y profesional de Ignacio Lavilla sirva de muestra que, a su despedida de Gijón, asistieron ilustres gijoneses como Roberto Paraja, Antonio Costales, Francisco Carantoña, José Prieto Álvarez-Buylla, Guillermo Rodríguez Quirós, Fernando González Pondal, Eladio de la Concha, Julio Paraja, Nicanor Piñole, Pedro González Coto y don Ignacio Bertrand y Bertrand, alcalde de Gijón.

Ya situado en México D. F., continuó con su actividad artística realizando varias exposiciones con notable éxito, ya que en sus cuadros reflejaba episodios de la Revolución de Octubre de 1934, de la Guerra Civil, además de paisajes y estampas tradicionales de la Asturias que añoraban gran parte de los españoles exiliados en Hispanoamérica. Y tampoco olvidó su actividad de periodista. Algunos de sus cuadros, entre ellos un retrato del médico y alcalde de Gijón en 1936 don Jaime Valdés Estrada, se encuentran en el Museo Casa Natal de Jovellanos.

Publicidad

Ignacio Lavilla falleció en México en 1980 a los 85 años. En la Semana Negra de Gijón se editó su libro 'Los hombres de octubre', recopilación de sus artículos sobre la Revolución de Octubre del 34, prologado por su sobrino nieto Paco Ignacio Taibo II, a quien el autor había cedido todos los derechos sobre su obra. Podemos afirmar que en esta breve semblanza todo queda en familia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad