Manuel Argüelles, 'adoptado'
Madrileño, pero con raíces en el oriente asturiano, el ministro de Fomento fue nombrado Hijo Adoptivo de Gijón por el pleno municipal
Ahí es nada. Los favores de Argüelles, más atento al desarrollo urbano de la villa de Jovellanos que sus predecesores, le hacían ahora corresponsal del máximo privilegio que pueda conceder un Ayuntamiento. «Correspondiendo en forma», así, «al proceder de tan alto dignatario del Estado, entienden los que suscriben» (el pleno municipal) «que, honrando a los que se elevan por su propio esfuerzo y como agradecidos de la región en que nacieron, dejan huella feliz de su paso en el desempeño de su elevado puesto, proponen que»...
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El resto, ninguna sorpresa. «Que... el Ayuntamiento, en atención a los méritos contraídos por el excelentísimo señor don Manuel Argüelles, velando y protegiendo con el mayor entusiasmo por los intereses generales del pueblo de Gijón, acuerda nombrarle Hijo Adoptivo, haciéndole así presente el testimonio de merecida gratitud, notificándole al efecto, para su conocimiento y satisfacción». Tras la soflama burocrática, eso sí, hubo cierta bronca con respecto a lo del ministro. Resultó en el pleno que uno de los ediles, Olay, aludió a la politización del nombramiento; otro, Hulton, consideró prematuro el honramiento, y el alcalde negó la mayor en ambos casos. «Gracias a la intervención del ministro se movieron (...) el asunto Gijón-Ferrol (...), la pavimentación de las calles transversales, las exacciones municipales (...,), el problema de saneamiento y otros». ¿Quién se lo iba a merecer más que Manuel Argüelles?
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