«La Milagrosa lleva 60 años enseñando a los gijoneses a crear un mundo inclusivo»

Los alumnos fueron los grandes protagonistas del sexagésimo aniversario del colegio de La Milagrosa, en El Llano. «Ellos son los que importan. La solidaridad, caridad, humildad, honradez, generosidad y ayuda son valores que todos llevan en su corazón», destacó al inicio del acto el director del centro Marcial Orrego quien alabó la gran labor de las fundadoras del colegio, las hijas de la caridad. «A pesar de que ellas ya no están sus principios son los que nos rigen». El colegio, que abrió sus puertas en 1965, se erigió sobre un prau, «yo puedo decir que jugaba en él y que fui de las primeras estudiantes», confesó a EL COMERCIO, Cristina Sánchez. Tras pasar por el centro su hijo, también su nieto Martín, acudió junto al resto de alumnos –345 en la actualidad– al homenaje.

Se enorgullece Orrego de haber creado una gran comunidad de profesores y estudiantes con sesenta años de historia que «recuerdan el pasado pero miran al futuro esperanzados y agradecidos por tantas familias gijonesas que han confiado la educación de sus hijos en este centro».

Durante la homilía que tuvo lugar, este jueves, en la iglesia de San Vicente de Paúl, la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, recordó que la ciudad galardonó con su medalla de oro a la Cocina Económica gestionada por las Hijas de la Caridad. «Gracias a su labor somos mejores personas. Gijón les debe mucho. Al igual que a este centro que lleva sesenta años enseñando a sus alumnos a mirar diferente, a crear un mundo inclusivo», destacó Moriyón.

El alumnado alegró con sus cánticos toda la celebración que fue conducida por el párroco Manuel Viejo Tomás. «Seis décadas formando a buenas personas», aseveró Viejo. «Y aún hay quien dice que nada dura para siempre. Aquí, sí. Hay un latido común», concluyó el director de La Milagrosa.

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