Para los necesitados
Aunque aún quedaban semanas para su inauguración, se permitió el acceso al edificio de la Asociación Gijonesa de Caridad
No solo era un acontecimiento, sino también un acontecimiento esperadísimo, la inauguración del edificio social de la Asociación Gijonesa de Caridad. Por eso la Comisión ... Ejecutiva decidió adelantarse a la misma y tal semana como esta, pero de hace un siglo, abrir al público las puertas de «una obra de misericordia y generosidad que perdurará en el recuerdo de los gijoneses». Así definimos, desde EL COMERCIO, a una entidad que ahora, por fin, contaba con unas instalaciones dignas, «un local ventilado y amplio» e innumerables servicios para el disfrute y sostén de los más necesitados.
Por ejemplo, el comedor económico, «donde puede servirse la comida a más de cien personas», y dividido en dos por medio de una mampara: el departamento extra resultante se destinaría a obreros residentes en las afueras de la ciudad, que podrían comer «por una cantidad insignificante»: una peseta el menú, «pudiendo adquirir un abono por los días que estimen necesarios». Para elaborar las comidas el edificio contaba ya con una cocina corriente, pero estaba instalándose otra próxima, en la fábrica de Laviada, «con termo sifón y los mayores adelantos». Inmediato a la cocina se situaba el departamento para el lavado de la vajilla, tres en realidad, « con sus grifos de agua correspondientes» para obtener la mayor desinfección.
«En dos salones fronterizos», dijimos también, «están los asilos nocturnos para hombres y mujeres, con sus correspondientes WC, lavabos y cuarto de baños, disfrutando de una ventilación admirable. También tienen cuartos roperos». Otro departamento se destinaba a cuarto de costura y a capilla u oratorio; y en el pasadizo, un largo banco se destinaba a descanso para las personas recién llegadas a la benéfica entidad. Y todo eso, sin una sola habitación interior, siendo todas ellas «altas de techo» y con «extraordinaria ventilación». Como para enorgullecerse. A la colonia americana gijonesa, de la que provenían la mayor parte de las donaciones, se lo debíamos. «EL COMERCIO así se complace en reconocerlo», dijimos. Y de forma natural, porque aquello era algo para admirar.
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