La política descortés
La celebración de un mitin no autorizado y la distribución de un manifiesto contra la alcaldía provocaron una tensa sesión plenaria
Sin autorización, sin respeto por los próceres y macarra total. Tal fue la actitud, siempre según la opinión de la alcaldía gijonesa, de dos grupos ... que EL COMERCIO no identifica, pero de los que sí da cuenta al informar, hace hoy cien años, de que «en el barrio de las Quintanas (Ceares) se celebró el domingo último un mitin sin la correspondiente autorización de la alcaldía». Eso, en primer lugar. En segundo. Gijón apareció empapelado de un manifiesto que, aunque firmado por la Federación local de Sociedades Obreras «de la calle de Benito Conde, y por un organismo denominado 'La Legal', que se dice estar constituido por jornaleros de la plantilla de arrastres y limpieza del Ayuntamiento», sin embargo rechazaban los presuntos implicados.
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Ambos casos, recordábamos, eran claras infracciones legales. El mitin, porque había sido al aire libre, estando dispuesto por la alcaldía «que esa clase de actos deben celebrarse en un local cerrado», y participada su celebración de forma anticipada, además, al Gobernador Civil. El manifiesto, porque no solo atacaba al alcalde gijonés, sino que estaba, en opinión de este, «lleno de injurias y de calumnias, y contiene conceptos difamantes para un miembro de la Corporación municipal»; tanto era así, que se obligó a los obreros adscritos a 'La Legal' a desfilar por el consistorio y jurar que no tenían nada que ver con el panfleto.
Así las cosas, la sangre acabó por llegar al río en el pleno municipal: cuando los concejales reformistas propusieron dar estado a una instancia de 'La Legal', el presidente de la sesión afirmó que la instancia solo había sido admitida «por deferencia del alcalde al concejal», y que él no la había traído a sesión «para velar por el prestigio y dignidad del cargo». Y la bancada estalló. «El señor Fernández Barcia dice que la minoría reformista viene con deseos de laborar en beneficio de los intereses del pueblo y cumplir con su misión, pero que el señor alcalde les trata con excesiva descortesía y no quiere reconocer el derecho de los concejales de dicha minoría». Según EL COMERCIO, la cosa casi llega a las manos. La política es así.
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