Urgente Prisión para el acusado de robar en gasolineras de Asturias
Así lo contó EL COMERCIO.
1947. Hace 75 años.

Postración en Covadonga

Carmen Polo y su hija acudieron a Covadonga en su viaje por Asturias, y allí rezaron ante la Santina, acompañadas de varios ministros

Viernes, 21 de octubre 2022, 02:04

No cabía otra visita. Hace 75 años, Carmen Polo y Carmencita Franco, en su tránsito por Asturias, no dudaron en visitar el santuario de Covadonga ... y hacer de ello el acto central de su viaje: no en vano la retórica de posguerra ya nombraba a este lugar como 'cuna de España'. Y EL COMERCIO lo contó en portada, con foto mediante y múltiples detalles sobre el recorrido. Gracias a ello sabemos hoy que esposa e hija del dictador partieron a las diez de la mañana de un 19 de octubre (lo publicamos el 21 porque el 20, lunes, no había periódico) rumbo a Cangas de Onís, acompañadas de «los ministros de Obras Públicas y Justicia, Director General de Regiones Devastadas, con el personal técnico, delegado nacional de Auxilio Social, señor Martínez de Tena, secretario nacional de esta institución, delegado provincial señor Moyano» y más.

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Se detuvo la 'troupe' en Nava, donde inauguraron «la iglesia construida por Regiones Devastadas, en la que se invirtieron 600.000 pesetas y 130.000 en la confección de retablos y demás ornamentos del culto», pero la cosa fue corta: a la una de la tarde, y tengan en cuenta que las comunicaciones por carretera no eran lo que hoy son, «llegaron a Covadonga la ilustre dama y su hija, siendo recibidas por el Cabildo, y seguidamente se cantó un Te Deum de gracias».

El resto, previsible. El cabildo pronunció un discurso enalteciendo la figura de Franco, quien, según él, había conducido a España «por la senda de la paz y de la prosperidad, y elogió al organismo de Regiones Devastadas, que va cooperando en la labor emprendida por tan alta figura nacional, reconstruyendo todo lo devastado por las hordas». Se depositaron ofrendas ante la imagen de la Santina, los niños y niñas de Auxilio Social entonaron la Salve Popular y se le regaló a Polo una insignia al efecto, en esmalte y oro. Imposible de olvidar, por cierto, el origen asturiano de la dama: esa tarde se cantaron también «varias canciones de carácter regional, que agradeció mucho doña Carmen Polo», y se almorzó en el Hotel Pelayo. Poca cosa más: a las cinco de la tarde, rumbo a Oviedo. Había mucho que inaugurar.

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