Sonia García de la Cruz, jefa de la UDEV de la Comisaría de Gijón: «Investigar sin empatía es imposible y además es útil como herramienta»
«El caso de la agresión sexual de Somió fue complejo por los medios que puso el autor para evitar ser identificado»
Sonia García de la Cruz (Madrid, 1992) es la jefa de Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Gijón y en ... los dos años que lleva en el cargo ha dirigido investigaciones tan complejas como la violación de una joven en Somió o los homicidios de Susana Sierra (cuyo cadáver fue hallado oculto en un piso de la calle Contracay), el del dj Eloy Malnero en la plaza de Italia, el de José Antonio Justel en Fomento, el crimen de Luis Manuel López en la calle Luanco, el arresto de un acusado de un homicidio en Huelva que se refugió en casa de unos familiares en El Cerillero y la detención de los dos acusados de deshacerse del cadáver de su hermano discapacitado hace diez años en Somiedo. Con categoría de inspectora, es graduada en Criminología, máster en Ciencias Policiales y Pericia Caligráfica y a punto está de empezar otro máster en Negociación. La UDEV de Gijón es uno de los grupos con los ratios más altos de esclarecimiento de delitos graves a nivel nacional.
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–¿Qué características personales y de formación tiene que tener un policía destinado en la UDEV?
–Los perfiles formativos que tenemos son absolutamente diversos y esa diversidad es lo que nos permite trabajar de manera tan eficiente. Somos un grupo totalmente heterogéneo: tenemos gente muy buena en temas tecnológicos, otra más avezada en aspectos psicológicos y trato humano, compañeros más minuciosos, otros con más instinto... Eso enriquece el grupo y permite abarcar diferentes causísticas y metodologías de investigación. La clave es trabajar en equipo y que cada uno aporte su granito de arena.
–Y que no le caiga el bolígrafo a las 3 de la tarde...
–Sí que es cierto que cuando estamos inmersos en una investigación hay que sacrificar fines de semana, noches, puentes festivos y vacaciones... Es un grupo en el que la disponibilidad es esencial y en el que hay que cumplir también otras características personales, como tener una mente equilibrada. Estamos sometidos a una presión y a circunstancias un poco límites y el saber manejar eso es fundamental.
–¿Cómo se consigue que los casos en los que trabaja no afecten en lo personal?
–Es inevitable que no te afecte, somos humanos. Cada uno tenemos nuestras estrategias, más o menos acertadas, para que no te influya, pero trabajar sin empatía es imposible y tampoco es acertado. La empatía permite investigar, es una herramienta más, si no empatizas con la familia te pierdes información que te pueda ser útil. La nuestra es una profesión con los índices de depresión y suicidio más altos, como lo son también la de los primeros intervinientes, como médicos, bomberos...
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–¿Algún caso que le haya marcado a especialmente?
–Me dejó una sensación de impotencia grande el caso de unos padres que denunciaron la desaparición de su hija, una chica joven. Las investigaciones que hicimos los primeros días apuntaban a que era una ausencia voluntaria, se la veía en cámaras de seguridad haciendo la compra, aparentemente tranquila. La familia tenía una segunda residencia fuera de Asturias y acudieron hasta allí varias veces para ver si estaba. A las semanas localizamos su coche en las inmediaciones de ese domicilio, los padres fueron por cuarta vez y estaba allí dentro de un armario, fallecida... Fue un tema que no tuvo tanta repercusión como otros que hemos llevado pero que a mí personalmente me llegó dentro por la impotencia de no haber podido actuar y porque, además, estaba al teléfono con el padre cuando la encontró.
–¿Cuál ha sido la investigación más compleja del grupo en los últimos tiempos?
–Todos los casos que tratamos tienen cierta complejidad. Sí que es verdad que esa complejidad estriba en cosas totalmente dispares. Por ejemplo, en el caso de la agresión sexual de Somió la complejidad derivaba de todos los medios que puso el autor para impedir ser identificado, como la preparación y el esfuerzo que hizo para intentar borrar su huella biológica de la escena y de la víctima.
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–Pero no lo consiguió...
–Hubo una coordinación total entre los diferentes servicios y creo que fue la clave para que la investigación saliese bien. Desde el primer interviniente de Seguridad Ciudadana hasta los compañeros de Policía Científica, los análisis de laboratorio, el trabajo con los miembros de la UFAM, la unidad de inteligencia, el personal del juzgado... Nos volcamos todos y en 18 días pudimos detener al autor.
–¿La evolución de la tecnología y la técnica de laboratorio puede llegar a suplir el labor policial o la parte humana sigue siendo la base de una investigación?
–Viene a complementar. En líneas generales los análisis de laboratorio arrojan muchísima luz a nuestros casos, pero ese aporte es residual en según qué investigación. Por ejemplo, en este caso de la agresión sexual de Somió fue el eje central de la investigación, sin los resultados de laboratorio hubiese sido mucho más costoso sacar la investigación adelante. En cambio en el homicidio de Susana Sierra la inspección ocular técnico policial no aportó tanta información, fue una investigación más tradicional.
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–¿Cuál fue la particularidad de esa investigación?
–En ese caso lo complejo fue el hecho de tener todas las líneas de investigación abiertas en todo momento porque no se podía descartar nada. Barajábamos desde un intento autolítico a una desaparición voluntaria o una desaparición forzosa, como al final resultó ser. Con lo cual mantener toda esa serie de líneas de investigación abiertas durante un periodo prolongado de tiempo exige un esfuerzo de personal y medios y una dedicación fuera de lo normal. Fueron dos meses y medio de dedicación máxima hasta que pudimos localizar el cadáver y detener al presunto homicida y ponerlo a disposición judicial.
–¿Cómo afecta el fenómeno del 'true crimen' en la percepción que la sociedad tiene de la forma de trabajar de la Policía? Todo es mucho más rápido en las series...
–La contaminación que genera la ficción es difícil de gestionar a todos los niveles. Parece que todo es a golpe de 'match' y en la realidad no es así. Si hay que hacer visionados de cámaras de horas lleva su tiempo, los análisis y las técnicas de laboratorio tienen sus plazos y sus procedimientos, las declaraciones también... En esta sociedad todo es inmediatez y es algo con lo que tenemos que lidiar día a día. Trabajamos conforme a unos protocolos y garantías y es muy complicado hacer entender a la gente que no todo es tan rápido y que la investigación lleva otros ritmos, por muy ágil que sea.
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–Gijón es una ciudad con los menores índices de criminalidad del país pero en los últimos tiempos se han registrado sucesos que han alarmado a la ciudadanía.
–Gijón es una ciudad segura. Sí es cierto que hay hechos puntuales, pero son precisamente eso, puntuales. Y también es evidente que en una ciudad en la que se ve aumentada la población mucho sobre todo durante el verano y que a pesar de esa circunstancia sigue manteniendo los índices de delitos por debajo de la media.
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