Vecinos y comerciantes, en sentido único

Desarrollando su crítica a la propuesta municipal, Rodríguez ahonda en la falta de seguridad: «No es lo mismo tener que mirar hacia un lado que tener que mirar a los dos», refiere sobre los cerca de 1.400 niños que viven en este barrio a las afueras de Gijón. Uno de los teóricos puntos a favor de la propuesta era la cifra de aparcamientos que incrementaba el vecindario, con 250 nuevas plazas. Al menos, en teoría. «El técnico que vino trajo un mapa en el que no contaba los vados de los garajes, las plazas de carga y descarga, las de transporte escolar... Al final nos iban a destrozar el barrio por cien plazas de aparcamiento», valora Rodríguez.

Para Mireia Patiño, de la librería 'Te gusta leer', los problemas que afronta el barrio son otros. «Por aquí pasan los coches y los patinetes que parece que es el circuito del Jarama», ironiza. «Regular la velocidad del tráfico se puede hacer y bien, vengo del centro de Gijón y ahí se ha puesto muchas 'zona 30'», prosigue Patiño, quien considera importante la colocación de semáforos. De igual modo que sus compañeros de barrio, rechaza el doble sentido en la avenida de Roces. «En mi local hay furgones todo el día que paran en doble fila para traerme mercancía. Como mi caso, el de muchos negocios. Si esto fuera de doble fila se armaría un caos circulatorio tremendo, vamos a ver si usamos un poco la cabeza», protesta Patiño, para quien lo que no se puede hacer es «cerrar el tráfico para dejar una calle inviable».

Alexandra Gugliándolo trabaja en la cafetería Ítaca unos metros más adelante, en la concurrida vía. «Hay mucha gente que solo pasa a parar para comprar el pan y no van a poder hacer eso», indica Verónica Palacios, una de sus clientes y que tampoco «acaba de ver» con buenos ojos la propuesta municipal que no salió finalmente adelante. «Esta avenida está bien como está. Tiene que haber fluidez por el barrio», defiende María García, otra de las mujeres del vecindario, para quien «la reorganización que pretendían hacer no es la que corresponde». «Hay coches todo el tiempo en doble fila, entradas y salidas de garaje que lo hacen complicado y luego acceder a las otras calles desde la rotonda... Esta avenida está bien como está».

«La movilidad de Nuevo Roces no será fácil cuando acudan al barrio los 6.000 vecinos que faltan», plantea Miguel Bernardo, presidente de la Asociación de Vecinos, quien hace una valoración positiva de las reuniones que se produjeron este mes para valorar las propuestas que el Plan de Movilidad prevé para el barrio. «La primera fase proyectada recoge el acuerdo obtenido entre comerciantes y vecinos», señala Bernardo sobre la reunión del 3 de noviembre y recuerda la «singularidad» de la zona, algo que el propio Plan de Movilidad contempla.

Pese a la negativa de los vecinos a la segunda fase y la propuesta del Ayuntamiento -en la que se incluía el doble sentido para la avenida de Roces-, Bernardo considera «que todas las partes salen reforzadas». «Hemos cedido, intentando que el barrio sea más seguro, haya más aparcamientos y el comercio no pierda visibilidad». El sentido del barrio coincide con el de su avenida principal. Por ahora, solo hay uno.