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Una manifestación en apoyo al presidente Donald Trump en Miami. EFE
EE UU

Trump anuncia que no irá a la investidura de Biden, aunque promete una transición «tranquila»

El Congreso de Estados Unidos ratificó el jueves al candidato demócrata Joe Biden como próximo presidente de Estados Unidos

Ander azpiroz / El Comercio

Viernes, 8 de enero 2021, 17:52

Parecía que el aún presidente de EE UU, Donald Trum, había dado el brazo a torcer tras condenar el asalto al Capitolio y prometer una transferencia de poder «tranquila» a Joe Biden. Sin embargo, el todavía mandatario ahora ha anunciado que no asistirá a la ceremonia de investidura de su sucesor. «A todos los que me han preguntado, no iré a la toma de posesión el 20 de enero», ha escrito este viernes Trump en un lacónico tuit.

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Pero la presencia o ausencia de Donald Trump no cambiará el destino del país y Estados Unidos tendrá una nuevo mandatario el próximo 20 de enero. Era algo seguro tras las elecciones del 3 de noviembre, y sobre todo, la confirmación de Biden, primero, en el Colegio Electoral (órgano encargado de certificar las votaciones) y, segundo, en el que debería haber sido un mero trámite en el Capitolio.

Después de sus declaraciones en las que se negó a condenar el asalto al Congreso, Trump fue más claro en la madrugada de este viernes. En primer lugar, condenó el caos desatado en el Capitolio y prometió una transferencia de poder «tranquila» a Biden, quien el miércoles lo acusó de desencadenar «un asalto total» contra las instituciones. Trump en ningún momento asumió responsabilidad alguna por los disturbios, pese a que él mismo convocó a los manifestantes del ala más ultraderechista del Partido Republicano. «Mi enfoque ahora es asegurar una transición de poder tranquila, ordenada y sin problemas», ha dicho Trump, en un mensaje muy cercano a un discurso de concesión, aunque no ha reconocido todavía explícitamente el triunfo de Biden.

Mientras, el presidente electo ganador de las elecciones del 3 de noviembre, sabedor de que no hay vuelta atrás en su camino hacia el Despacho Oval, incrementa la tensión de un discurso que en sus más de cuatro décadas como político se ha caracterizado por la moderación. «Durante los últimos cuatro años hemos tenido un presidente que ha dejado claro su desprecio por nuestra democracia, nuestra Constitución y el estado de derecho en todo lo que ha hecho», dijo el próximo presidente. «Y ayer fue sólo la culminación de ese implacable ataque». Biden tildó a los manifestantes de «terroristas» y aseveró que si los que protestaban hubieran sido antirracistas negros, como los del movimiento Black Lives Matter, habrían sido tratados «muy distinto». «Todos sabemos que eso es cierto, y es inaceptable», afirmó.

Confimación en el Congreso

Ni los disturbios de este miércoles en la sede de la democracia de Estados Unidos ni la negativa de Trump consiguieron evitar lo inevitable. Tal y como decidieron los votantes estadounidenses en noviembre, la Cámara de Representantes y el Senado certificaron el pasado jueves la victoria Biden.

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«La violencia nunca gana. La libertad gana. Volvamos al trabajo». Con esas palabras, que serán recordadas a lo largo de la historia, el vicepresidente, Mike Pence, reanudó la noche del miércoles la sesión en el Congreso que horas antes se había visto interrumpida por el asalto de una «turba» de extremistas enardecidos por Donald Trump. La reunión extraordinaria, que se prolongó hasta la madrugada y que hoy continuará, concluyó la misión para la que habían sido convocados los legisladores: certificar el triunfo de Joe Biden como presidente electo.

La confirmación del ganador en las elecciones debía haber sido un trámite sencillo. Pero cientos de seguidores de Trump decidieron abortarlo con un asalto al Capitolio que se cobró una muerte por arma de fuego en el recinto gubernamental y al menos otras tres en sus inmediaciones. El vicepresidente Mike Pence, mano derecha de Trump durante los últimos cuatro años, se vio obligado a suspender la sesión, y congresistas y senadores fueron evacuados de urgencia a lugares seguros ante unos asaltantes que en algunos casos iban armados.

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Hasta el propio todavía presidente, minuto a minuto más solo entre los republicanos, se vio obligado a recular tras los acontecimientos en el Capitolio. Tras la votación del Congreso, Trump adimitió que su mandato está terminando y que el 20 de enero habrá una «transición en orden». «Aunque estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de estas elecciones y los hechos me apoyan, habrá una transición en orden el 20 de enero», señalaba el aún presidente antes de su mensaje en la madrugada del viernes.

Trump, cada vez más solo

La confirmación de Biden por la Cámara de Representantes y el Senado ha evidenciado algo que se sabía ya desde que cayó en las elecciones. Esto es que el Partido Republicano ha abandonado a Trump en su pretensión de negar la victoria de Biden.

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El magnate nunca fue admirado en las filas del partido conservador, y de hecho ganó las primarias a las elecciones presidenciales en contra del aparato del partido. Pero al llegar al poder, los republicanos, salvo excepciones como los excandidatos presidenciales Mitt Romney y John McCain, cerraron filas. Algunos como el ex presidente George W. Bush pronto se desmarcaron también de la administración Trump.

Una vez que los republicanos han perdido la Casa Blanca, la Cámara de representantes y, según se confirmó este jueves el Senado, la desbandada ha sido casi general. Solo seis senadores intentaron este jueves frenar la confirmación de Biden con el argumento de un supuesto fraude electoral. Las críticas por el asalto al Capitolio le han llegado a Trump incluso desde sus aliados más fieles. Uno de ellos, el ultraconservador senador Lindsey Graham fue tajante: «Se acabó. Joe Biden y Kamala Harris han sido elegidos legalmente y se convertirán en el presidente y la vicepresidenta de Estados Unidos el 20 de enero».

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Las dantescas escenas que zarandearon el mayor símbolo de la democracia estadounidense hicieron cambiar de opinión a otros parlamentarios republicanos que, animados por Trump, habían presentado objeciones al resultado de los comicios. Una de las voces más simbólicas fue la de la senadora Kelly Loeffer, que anoche perdió su escaño en las decisivas elecciones de Georgia que han dado a los demócratas el control de ambas Cámaras. «Los acontecimientos que tuvieron lugar me forzaron a reconsiderar. Y no puedo en buena fe objetar la certificación», señaló Loeffler. Como ella, la bancada republicana dejó prácticamente solo a Trump en su último intento por revertir su derrota electoral.

Finalmente, la gran mayoría de los republicanos asintieron con la nominación de su rival demócrata. «Los totales de votos finales se consideran una declaración suficiente de las personas electas como presidente y vicepresidente de los Estados Unidos», sentenció Pence. Mientras, sus palabras eran igualmente respaldadas por el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, estrechamente alineado con Trump durante toda su presidencia. «Los votantes, los tribunales y los Estados han hablado. Si los invalidamos, se dañará a nuestra república para siempre», dijo poco antes de tildar de «desquiciados» a los asaltantes del Capitolio, que no había sido asaltado desde 1814, cuando los británicos lo quemaron durante la guerra de 1812.

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La cuestión para los republicanos es que Trump ya tiene pensado presentarse a las elecciones en 2024, y cuenta con una masa de votantes fieles que superan al propio partido conservador por el que se presentó a las elecciones.

Raphael Warnock, senador demócrata elegido por el estado de Georgia. Reuters

Mayoría demócrata en el Senado

Con la certificación del Colegio Electoral y con los excelentes resultados cosechados en Georgia, Joe Biden camina a paso firme hacia la Casa Blanca. Los dos escaños conseguidos en ese Estado por el demócrata Raphael Warnock –que será el primer senador negro en representar a esa región tradicionalmente muy conservadora– y Jon Ossoff –que a sus33 años será el legislador más joven de la historia de su partido– aseguran a Biden la mayoría en la Cámara Alta. No en vano, aunque tienen 50 asientos, al igual que los republicanos, la Constitución estipula que será la futura vicepresidenta Kamala Harris quien podrá desempatar las votaciones.

El control sobre el Senado da a Biden plenos poderes legislativos ya que los demócratas, además de la Casa Blanca, dominan también la Cámara de Representantes. Una situación así no se había vivido desde los dos primeros años de la presidencia de Barack Obama. El camino parece despejado para el líder demócrata quien sale fortalecido de una crisis política «sin precedentes» y ahora tendrá la difícil tarea de cerrar las heridas y «restaurar el alma» de un país dividido tras cuatro años de mandato de Trump.

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