«Hay gente que muere congelada en la frontera, necesitan ayuda»

«Dimas es nuestro compañero y amigo. Lleva años trabajando con nosotros y no podíamos dejar de ayudarle. Cualquiera hubiese hecho lo mismo». Con esa idea, el asturiano Jorge García y su compañero y amigo, Manolo Vázquez, el pasado fin de semana se subieron al coche y recorrieron miles de kilómetros con una misión: llegar a la frontera polaca para recoger y traer de vuelta a España a Irina y Román, la hija y el nieto de Dimas, su compañero de trabajo-de origen ucraniano- de toda la vida. «Todos tenemos hijos y cuando lo supimos no dudamos en que teníamos que ayudarle de algún modo». Y así lo hicieron. Salieron de Barcelona un jueves y, tras recorrer miles de kilómetros, llegaron el sábado a su destino final, Hrubieszów. La situación les impresionó. «Hay gente que ha muerto congelada en la frontera. Estas personas necesitan ayuda», relata García emocionado.

Gracias al contacto por el móvil y la geolocalización a través de este, no les resultó complicado encontrar a Irina y a Roman. Ese mismo sábado la familia estaba de vuelta en España. Con ellos, además, viajó Julia, una amiga de Irina, y su hija, Caroline. «Las vimos en esas circunstancias y decidimos llevarlas también. Donde caben dos, caben cuatro», dice García. Pero su misión no finalizó ahí. Ver esas imágenes les dejó con las ganas de seguir ayudando y pocos días después volvieron a la frontera, donde se encuentran ahora mismo. «Vinimos porque queremos ver cómo funcionan las cosas aquí y ayudar en lo que sea necesario», cuentan. Ahora, tras pasar varios días allí, García considera que lo más necesario es que se habiliten espacios en el Principado para la acogida de refugiados: «Los asturianos somos muy solidarios. Si hubiese dónde alojarlos yo podría llevar un autobús cada semana», sostiene.

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