Una oportunidad para demostrar el talento

La mujer tiene capacidad visionaria y receptiva al pulso del mercado. Es mas cautelosa a la hora de asumir riesgos. No teme enfrentarse al riesgo, sino que lo calcula y lo controla. Además, la mujer es portadora de un optimismo realista. En definitiva, la mujer está alcanzando la oportunidad de exhibir su talento y sus capacidades. Oportunidad que los convencionalismos sociales le han venido negando durante siglos.

Eleanor Roosevelt, una mujer a la que siempre he admirado por cuanto trabajó y logró a la sombra de su marido, entonces presidente de los EE UU, dijo en una ocasión que «se pueden hacer grandes cosas siempre que no te importe quién se lleve los méritos». Y por lo tanto, la lucha de la mujer habrá merecido la pena si podemos mostrar y exhibir nuestras capacidades y logros, sin tener que ceder nuestros méritos para que sean otros quienes se los lleven. No podemos ni debemos resignarnos intentando comprender el por qué de la discriminación, sino luchar contra ella sin descanso, siguiendo el método de Penélope Fitzgerald: «Entender las cosas hace que la mente se vuelva perezosa».

Afortunadamente muchas mujeres han superado ya esas barreras. Baste citar como ejemplo a todas cuantas en los últimos años han sido galardonadas con los Premios FEDA, como mujeres extraordinarias, luchadoras solidarias que han decidido poner sus capacidades y su valía al servicio de la sociedad a través de sus actividades empresariales o de sus tareas de dirección, demostrando que cualquier meta es alcanzable y siendo guía para otras muchas que seguirán su senda y ejemplo para las futuras generaciones de mujeres que, si continúan dispuestas y alerta, no tendrán que romper barreras ni techos de cristal.

Pero en estos momentos, y como si todas nuestra dificultades no fueran suficientes, hemos de enfrentar una nueva lucha: la de la parte de la sociedad que equipara el feminismo a desigualdad, a desprecio por el sexo opuesto y a la existencia de discriminación positiva en algunos aspectos de nuestros avances. Pero estas reflexiones, por la enjundia de su problemática, deben tratarse con mayor amplitud.

Pero sí recordaré ahora las reflexiones que realicé el pasado año en esta misma fecha implicando al hombre como «colaborador necesario» en nuestra lucha. Porque necesitamos su ayuda y ya son muchos los que se han unido a nuestras voces desde todos los estamentos sociales. Y hemos de seguir contando con su colaboración con el objeto de continuar derribando algunos mitos que han venido afectando negativamente a la mujer.