Cansados de retrasos
La demora en la apertura de la variante de Pajares causa decepción y el ministerio aún debe atender a las demandas de Asturias
Las novedades sobre la línea de alta velocidad Madrid-Gijón, desveladas en exclusiva por LA VOZ DE AVILÉS, han concitado la crítica de los partidos ... políticos de la oposición y de los agentes sociales, así como extendido la preocupación entre la opinión pública. La variante de Pajares no va a entrar en servicio en el mes de mayo, como había dicho el Ministerio de Transportes, porque los trabajos de seguridad que estaba previsto realizar en el último trimestre del pasado año se reprogramaron para los primeros días de mayo. En la actualidad, el ministerio prevé que las actuaciones finalicen en un intervalo que va de julio a septiembre, aunque en marzo estarán en condiciones de adelantar una fecha más precisa. La tarea de homologar la señalización y las comunicaciones que permitan al tren desplazarse con puntas de velocidad de 250 kilómetros por hora es compleja. A la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, como organismo que supervisa los sistemas de seguridad, le corresponde dar el visto bueno a las medidas que se implanten, y de ahí el retraso.
Lo justificable de esta nueva demora no resta margen para la crítica, ya que la complejidad de los trabajos era conocida por técnicos y políticos, así que el resultado sería distinto si no se hubiesen solapado tareas en la recta final del cronograma de la obra. El Ministerio de Transportes y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) sabían del cúmulo de adversidades vividas en la construcción de la variante de Pajares, hasta el punto de estar discutiendo sobre retrasos en 2023, cuando la infraestructura iba a estar finalizada en 2009. Ese era el plazo cuando se sacó a licitación la obra. La decepción de la opinión pública asturiana es grande porque el calendario de la actuación dio paso a una suma de incumplimientos que reflejan un déficit de voluntad política para atenerse a lo programado. La variante de Pajares no es una infraestructura de transporte cualquiera, ya que los principales sectores de la economía asturiana, como la industria, el transporte, el turismo o la actividad portuaria, dependen de su entrada en funcionamiento. No es fácil sustraerse a la sensación de abandono, de falta de interés real por solucionar los problemas de Asturias. La condición de región periférica, derivada de la ubicación geográfica, parece reforzada con una política pragmática, calculada, que deja a nuestra región fuera de las prioridades del Gobierno.
El aplazamiento de la entrada en servicio de la variante de Pajares ha llegado acompañado del desvelamiento de una actuación insólita por parte de Adif, al pretender la reforma integral del tramo ferroviario Lena-Oviedo en unas condiciones muy gravosas, con la previsión de cortar la línea durante los fines de semana durante los 47 meses que se prevé duren los trabajos. Los trenes de alta velocidad procedentes de la meseta deberán rendir viaje en Lena, donde unos autobuses recogerán viajeros y maletas para trasladarlos al centro de la región. Para hacer el viaje en sentido inverso se necesitará desplazarse hasta Lena para subirse al tren. Con lo demandados que son los medios de transporte colectivo los fines de semana, donde se acumulan los picos de actividad turística, sería una calamidad que la alta velocidad diera paso a un improvisado transporte intermodal producto de la mala programación de las actuaciones. La reforma integral de la línea Lena-Oviedo está contemplada en el Plan de Cercanías 2017-2025, pero por lo que se ve, no había prisa en acometer la obra que en el mejor de los casos comenzará dos años antes de finalizar el plan. El presidente regional, Adrián Barbón, declaró que «la alta velocidad ferroviaria llegará este año a Oviedo y Gijón. No nos vale que solo sea hasta Lena y trasbordo en autobuses», dando por hecho que las negociaciones del Principado con el Ministerio de Transportes llevarán a una solución distinta a la arbitrada por Adif. De confirmarse no solo sería lo adecuado y lo que demanda Asturias a través de su Gobierno, sino también un alivio para la región. Aunque hay que estar alerta porque los asturianos ya estamos hartos de retrasos y de novedades que empeoran las previsiones iniciales.
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