Después de leer un artículo de EL COMERCIO comentamos el fondo del asunto, sin perder el tiempo en una ocurrencia que no se sostiene ni ... funcional ni técnica ni económicamente. Al leer lo planteado por el PP solo sentimos pena por el desprecio hacia la ingeniería de caminos de los que hicieron esta propuesta. Entramos en el problema de la comunicación del Musel con su hinterland, así como con las zonas industriales y logísticas, tanto de Gijón como del centro de Asturias, pues si no se resuelve se mata al superpuerto de Gijón y probablemente a Asturias, pues la capacidad de Avilés no es suficiente para hacer de locomotora.
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Y además de la ciudad se 'matará' vitalmente a los propios vecinos, compradores inocentes en una zona conflictiva que nunca debió ser saturada de viviendas si hubiera habido el más mínimo sentido de la Ordenación del Territorio en unas corporaciones que, desde los años 90, primaron el interés de los promotores urbanísticos sobre cualquier otro. En los motivos no entramos porque lo esencial es resolver el asunto tras obviar la leche derramada por unos y otros. Problema que hay que resolver bien y pronto pues la muerte no solo se producirá si se asfixian los accesos al Puerto, sino también si se mantiene sine die congelada la precaria situación actual, pues en un momento de globalización del tráfico marítimo mundial y poseyendo un puerto situado en el centro del mar Cantábrico, que es la puerta de Europa y la charnela de la ruta del Ártico, tanto él como las industrias que puedan nacer a su rebufo no pueden dejarse agostar por irse la demanda para otros lugares más acogedores.
Exigir industrias oníricas
Y recordamos a los crédulos incautos que también desaparecerá la población pues, aunque los que hoy se oponen a todo sobre la base de exigir unas industrias oníricas que produzcan mucha riqueza sin ningún inconveniente que les incomode, seguirán igual mientras vivan de sus pensiones, los demás, sin empresas que creen riqueza, tendrán que buscarse la vida en otro lado. Por eso hay que encontrar una solución para una vía que tiene que ir en planta por donde va: el corredor previsto desde hace decenas de años para conectar la entrada este del Puerto con tierra y por el que discurre también el ferrocarril. En él estaba proyectada una autovía en superficie con un vial subterráneo de dos carriles para llevar y traer directamente desde El Musel el tráfico pesado. El resto del generado por la zona iba en superficie. Recientemente la extemporánea decisión del señor ministro del MITMA de desistir de la adjudicación de la obra generó el conflicto actual. En consecuencia, hay que conseguir que la contaminación sea de mínimos y aceptables.
En nuestra opinión ello tiene solución si unos y otros la buscan tras poner el cerebro en funcionamiento antes de volver a poner la lengua en movimiento. Para ello, deberían analizar el problema con racionalidad y tras trabajar con datos reales.
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Lo primero es conocer esos datos reales de los vehículos pesados que pasan por el acceso de Jove y después discriminar por tipos de mercancías pues, por ejemplo, no produce el mismo efecto un camión cargado de carril que otro de mineral de hierro. Ello no es difícil pues los datos del tráfico portuario de El Musel son públicos y también se conoce qué sale por cinta, por tubería, por ferrocarril y por carretera, tanto a través de Aboño como de Jove. Ello es importante pues los datos que manejan en la discusión, muy discrepantes, están hechos no sabemos si por estimación, por inteligencia artificial o al mogollón, pero no se parecen en nada a los que salen de nuestro cálculo directo y además omiten otro dato esencial, que es el tipo de mercancías que ven por cada lado: las más sucias por Aboño. Decimos lo de fácil porque nosotros lo hicimos con una miserable hoja de cálculo y los de ellos no se parecen en nada a los nuestros. El paso siguiente es calcular la contaminación de funcionamiento de un camión y su evolución desde hace 10 años hasta dentro de 10. Ello también es fácil de obtener.
A la vista de la información que obtuvimos y de los del entorno del asunto a la luz del Protocolo de 2005, dedujimos que podría obtenerse una solución desde el sosiego. No la vamos a describir por dos razones. Una porque deben buscarla las partes y no los 'globeros'. Otra porque hasta que no baje el suflé y se vuelvan a usar las cabezas para pensar en lugar de para embestirse, es contraproducente proponer nada.
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La ruptura del ministro
Antes hablamos del entorno y de la leche derramada. Para mejorar la empatía hay que poner sentimiento y después practicar el examen de conciencia. Y el propósito de la enmienda, pues el señor ministro ha roto un acuerdo fundamentándose en una razón válida (eliminar las obras faraónicas) pero que debía haber sido aplicada para todos y no empezar por Gijón, además de una manera hipócrita pues ahora el MITMA está haciendo un soterramiento en una población de Cataluña con dos vips de FFCC, una estatal y otra autonómica. Se está construyendo el de la segunda porque es el que «quiere la gente».
Gijón es responsable, desde los 90, de una política que transformó el suelo industrial en urbano, lo que implicó la depredación los suelos industriales del Oeste. Todos sabemos que El Musel estaba relativamente alejado de la ciudad, que la avenida del Príncipe de Asturias no era urbana y que el acceso desde Lloreda por Jove discurría por una zona libre de edificaciones y estorbos. Después se especuló para hacer viviendas en un suelo que no debería haber sido edificado jamas. Por eso humildemente sugerimos a ambas partes que pongan mucha grandeza y un poquito de finura.
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