En una misma semana nos hemos quedado sin vial de Jove soterrado, sin poner fin a las tediosas obras del nudo de Serín y, por ... si fuera poco, sin los conciertos bajo techo en la plaza de toros. La cúpula semiesférica que los promotores privados de Gijón Arena iban a instalar en El Bibio corrió la misma suerte que el túnel de Jove. Se borró de un plumazo. El caso es que, siguiendo la tónica del Ministerio de Transportes, fueron muy poco convincentes las explicaciones ofrecidas por quienes a principios de febrero presentaron el festival de conciertos a bombo y platillo en el salón de recepciones del Ayuntamiento. Dicen desde Gijón Arena que se encontraron con problemas de montaje para poder instalar la cúpula. Todo ello, cuando apenas faltaban nueve días para la inauguración. Lo típico de 'la pieza que no llega'. El caso es que en Gijón, donde hace añísimos que no disfrutamos de algún que otro artista de altura, parece no cuajar esto de los conciertos. ¿Dónde quedaron ya los Rolling Stones conseguidos por la dupla de Daniel Gutiérrez Granda y Miguel Acebedo? Esta primavera ya no podremos apuntarnos a ver a Rozalén, a Calamaro, a Camela, ni a Mago de Oz... Solo se ha salvado Enol, y por aquello de que «es de aquí», explicaron. Ahora que estamos en Semana Santa, puede que tengamos que pensar que la ciudad está atravesando una suerte de penitencia permanente y que no basta con que estos días nos pegue un traidor nordeste por la espalda y que las lluvias obliguen a suspender procesiones y otros muchos planes en familia y con amigos. Hay que sufrir más. Es posible que los vecinos de Jove tengan que ir a 'pasar el agua' si no quieren ver cómo les plantan una autovía de seis carriles a la puerta de sus casas. O sacar en procesión el túnel para que no desaparezca entre arenas movedizas como la cúpula de El Bibio.
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