Si los alumnos y alumnas del colegio Rey Pelayo vivieran en Barrio Sésamo, ya sabrían que una cosa es lo que prometen los políticos y ... gestores, y otra muy distinta, la realidad. Algo así como la diferencia entre 'lejos' y 'cerca' o entre 'alto' y 'bajo'. Estos pequeños y sus familias, a los que les cambió la vida educativa el 12 de enero de 2023 tras derrumbarse el suelo de un aula de Infantil que obligó a cerrar el centro, vienen oyendo desde entonces que volverán a su cole «a la mayor brevedad posible». Primero, les dijeron que retornarían a sus aulas durante el curso lectivo de 2023, cosa que no ocurrió, como casi todos sospechábamos. Hasta Epi y Blas lo habrían descubierto tras una breve conversación en su cuarto. Luego, les prometieron que arrancarían allí en el curso de 2024, una vez que las diferentes administraciones (Principado y Ayuntamiento de Gijón), supuestamente se hubieran puesto de acuerdo para el desarrollo y financiacion de las obras de rehabiltación. Pero tampoco.
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Lo más triste de todo es que, a este ritmo, muchos de los niños y niñas que iniciaron en el 'Reype' sus estudios primarios no podrán acabarlos allí. Seguirán desperdigados por otros centros. Porque ahora sabemos que la reparación del colegio y las obras de rehabilitación harán que las clases no se puedan reiniciar, al menos, hasta 2026. Es decir, tres años de espera y de promesas incumplidas. Hasta en Barrio Sésamo sabrían que «a la mayor brevedad posible» no son 36 meses.
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