Dice el consejero de Fomento, Alejandro Calvo, que el proyecto constructivo de la estación intermodal (o más bien, 'inter-minable') de Gijón estará listo para ... el otoño de 2025. Es decir, hablando en plata, que en el mejor de los casos no conoceremos el plan de obras y los plazos definitivos de ejecución hasta dentro de dos años. Puesto sobre el calendario nos situaríamos en octubre, noviembre o diciembre de 2025, casi ya con las campanadas y el turrón, otra vez. No sé qué le pasa a esta región que la mayor parte de las infraestructuras y obras estratégicas necesitan varios lustros para concretarse y salir adelante. Y si Gijón está por medio, más todavía. Tal vez es un fenómeno que guarda relación con el peso político y económico de la comunidad en el conjunto del Estado. Vaya usted a saber.
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Ejemplos hay muchos. Solo hay que echar mano de la hemeroteca de EL COMERCIO. Ahí están las más de tres décadas de la recién inaugurada variante de Pajares y también los más de treinta años que se necesitaron para ponerse de acuerdo y construir el nuevo HUCA. Ni qué decir que la ampliación del Hospital de Cabueñes va por el mismo camino que su 'hermano' mayor y la estación provisional de Sanz Crespo cualquier día se pone a entonar 'que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en la sombra te busca y te nombra'.
Ya del corredor del Atlántico mejor no hablamos, que eso para Asturias y para Gijón parece ciencia ficción.
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