El 'Vuelva usted mañana' publicado en 1833 por Mariano José de Larra en la revista satírica 'El pobrecito hablador' parece que está condenado a ser ... un artículo que permanezca para siempre y de plena actualidad en nuestra sociedad. Pocas cosas han cambiado desde entonces en cuanto a la pereza española, pero sobre todo respecto a la denuncia que se hacía en aquel texto sobre la rémora del aparato administrativo.
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Vivimos tiempos convulsos, los de la transición a una nueva era, agravados por nuevos modelos económicos que nos llevan a crisis demoledoras como las más recientes de 2008 y 2012, que sin haber sido superadas se complican aún más con una pandemia sanitaria global y una guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania. Es poco lo que se puede hacer desde una región periférica, pequeña, sumida en su crisis particular ante un futuro que se dibuja fuera incluso de nuestras fronteras nacionales.
Pero sentado esto, desde Avilés, desde Asturias, se debería romper con esa tendencia de «esperar» por los grandes proyectos, sin darnos cuenta de que mientras tanto estamos desperdiciando las oportunidades y las fortalezas con las que contamos.
El ejemplo más claro de esto lo tenemos en Avilés con el proyecto de la solución de la barrera ferroviaria y en la comunicación con el puerto, la llamada Ronda Norte. El resumen es simple: se cumplen veinticinco años de espera y nadie puede aventurar cuantos más de frustración nos quedan, mientras nos seguimos agarrando al clavo ardiendo de que el estudio ya está en trámite.
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¿Qué impide actuar en cuestiones paralelas mientras llega ese ansiado proyecto, si es que algún día lo vemos aprobado? Avilés no es la única ciudad atravesada por una línea ferroviaria, como se puede observar dentro y fuera de este país a poco que se viaje un poco. Pero de la empresa pública Adif se debería esperar mucho más en cuestiones como la limpieza y adecuación de las vías y su entorno. Se debería esperar también, en este caso por parte de la administraciones de las que depende una carretera nacional, la N-632a, el acondicionamiento, la limpieza y hasta la búsqueda de una solución imaginativa para esa barrera de hormigón que separa la calle de El Muelle de la infraestructura ferroviaria propiamente dicha.
Por no volver a insistir en la solución temporal que supondría acondicionar los terrenos del Adif en el entorno del puente Azud como un amplio aparcamiento de coches, justo a la entrada de la ciudad. Habría que salvar los obstáculos que seguramente existen, pero no es menos cierto que se necesitaría voluntad política en ese y otros planteamientos. Del tercermundista aparcamiento actual de la zona de la estación de Feve es mejor no hablar.
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Hay más ejemplos de esa «espera» a que se confirmen o se ejecuten algunos proyectos. Ahí está todo lo relacionado con los terrenos de baterías de cok, clave para el nuevo diseño industrial e innovador de la ciudad. Sepides ha dado muestras sobradas de que apuesta decididamente por ese proyecto, tanto en la parte del acondicionamiento como en la búsqueda activa de otras empresas, pero a la vez tiene que seguir con los objetivos expuestos en su día: el de actuar sobre las parcelas vacías, el del proyecto de nuevas oficinas y aparcamientos, el de dar el salto al otro lado de La Palmera...
Ligado a la 'pereza administrativa', tenemos los problemas que se le plantean a algunas empresas para sacar adelante sus proyectos precisamente por los retrasos en determinados trámites burocráticos. El asunto de las licencias de obras y de apertura afecta a varias iniciativas empresariales, alguna de ellas esperando desde hace un año a poder ponerse en marcha, por increíble que parezca. Está pasando en Avilés.
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La semana pasada pedía en estas mismas páginas una 'ayuda' de las grandes multinacionales para conseguir, aparte de la continuidad de su actividad, la atracción de nuevas empresas o nuevos negocios. Si hay una compañía que tiene inversiones en marcha y que no ofrece dudas sobre ellas, sino todo lo contrario, esa es Asturiana de Zinc, uno de los pulmones industriales de esta región y el actor principal en el puerto de Avilés. Pero de poco sirve que apruebe esos planes de modernización o de ampliación, si uno de los problemas que debe añadir a unas condiciones objetivas muy dañinas para sus intereses -el precio de la energía como el más significativo- es el de la 'pereza administrativa' para concederle los permisos y licencias oportunas que precisa para determinadas cuestiones.
Es clave para el futuro económico y social de cualquier población como la nuestra, mantener como mínimo todo lo importante que tenemos ahora, que es mucho. Desgraciadamente asistimos en los últimos tiempos a ejemplos de sociedades que de repente toman la decisión de deslocalizar sus negocios en aras de un mejor rendimiento económico para sus propietarios y accionistas. Alcoa fue el primero, pero ahí está ahora el caso de Danone en Salas, mientras Saint-Gobain sigue enviando mensajes sobre rentabilidad, obviando que esa rentabilidad depende en muchas ocasiones de las decisiones de la propia empresa o de si las apuestas que se han hecho han sido equivocadas o no.
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Lo peor que podemos hacer es esperar por el mañana, sin afrontar otros proyectos de parecida importancia, incluso aunque sean temporales. Y por otro lado, no corregir «la escasa diligencia e ineficacia del aparato administrativo» que Larra le contaba a su invitado, Monsieur Sans-Délai («Sin retraso», nombre sarcástico) hace casi dos siglos. Lo peor de todo es que el relato sigue siendo hoy el mismo o parecido.
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