Antonio Medio en Almagro
Almagro es un catálogo de asombros en el paisaje ciudadrealeño. La primera sorpresa es que mantiene en uso el mejor conservado corral de comedias del ... Siglo de Oro, en donde se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico. Otras de las maravillas almagreñas son los numerosos palacios, algunos de ellos relacionados con los banqueros alemanes que financiaron al Emperador Carlos V. También en esta villa castellano manchega de piedras rojizas se encuentra el Museo Nacional del Teatro. Situado en el Palacio de los Maestres de Calatrava, atesora importantes escenografías de varios siglos, y la más rica documentación teatral española.
En el patio del Museo Nacional del Teatro se puede visitar hasta el 5 de noviembre la exposición 'La Zarzuela. Patrimonio de la Hispanidad. Crónica cantada de nuestra vida', ideada por Emilio Casares, comisario de la exposición, diseñada por Enrique Bonet y que cuenta con numerosos fondos del propio Museo. Además de presentar una historia bien cohesionada y pedagógica de la evolución y las diferentes tipologías de la zarzuela desde el siglo XVII, la exposición posee ese 'no sé qué' por el que nos vamos adentrando en la intrahistoria o vida íntima del género musical español. La reconstrucción de espacios como los de la pintura del techo del antiguo Teatro de la Zarzuela, los bocetos escenográficos, algunos muy antiguos, las muestras de diferentes generaciones de compositores, libretistas y cantantes o la eclosión final de vídeos recogidos de recientes producciones nos sumergen, con naturalidad y sin esfuerzo en esa vida tan vital, rica y variada del mundo de la zarzuela.
Entre las fotografías de los principales cantantes, nos encontramos al gijonés Antonio Medio, apodado por Marquerie 'el barítono de la voz de hierro'. En EL COMERCIO publicamos hace años las memorias de Medio, dignas de recuperar. Antonio no sólo fue un cantante y actor muy singular, sino el artista que estrenó y protagonizó en las décadas del cuarenta y cincuenta del pasado siglo zarzuelas de Alonso, Sorozabal, Guerrero, Romo y Francisco Ortega. Siempre es agradable encontrar a un paisano. Y, en esta ocasión, con todos los merecimientos de figurar en una magna exposición que desearíamos ver también en Asturias. Merece la pena.
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