Ana González, la regidora gijonesa en funciones, culpa al «acoso» de ciertos «personajes» el mal resultado del Partido Socialista en las elecciones municipales. El cabeza ... de los aludidos, Monchu García, le responde que, si no puede callarse, por lo menos que no estorbe. En este punto estoy de acuerdo con mi tocayo. No tengo dudas de que Floro fue un candidato más sólido que Ana, e incluso que recibió algunos votos no socialistas. Si a ésta no se la hubiese descabalgado, el resultado para el socialismo en Gijón hubiese sido no una victoria insuficiente, sino una derrota demoledora.
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Por otra parte, la subida de tres mil votos de IU en Gijón se explica, en parte, porque algunos de los votos de los simpatizantes de Ana González fueron a este partido y, también en Gijón, a la abstención. En el otro trozo del mapa político, la mitad de los votantes del Partido Popular optaron en Gijón por Moriyón. Y, a la inversa, los votantes de Moriyón en Gijón no votaron Foro en las elecciones autonómicas. Todo ello indica que algunos electores, además de no votar lo mismo en unas elecciones u otras, no eligen sólo en bloque o por partidos. Existe un voto diferente, transversal, que explica los resultados electorales y, algo muy sano, puede llegar a colocar a las personas por encima de los partidos. Si en vez de Adrián Barbón se presentase a la presidencia del Principado Adriana Lastra, es muy probable que el resultado hubiese sido muy diferente.
Precisamente, en las próximas elecciones, en vez de Barbón se vota a Sánchez a través de Adriana Lastra. En las elecciones andaluzas que dieron la mayoría absoluta al PP, la diputada socialista asturiana jugó un papel importante para que el popular Juanma Moreno obtuviese la mayoría absoluta. Como entonces dijo ingeniosamente Alfonso Guerra, la campaña andaluza del PSOE, azuzando el miedo a la extrema derecha, estuvo «lastrada». Faltan algo más de cincuenta días para las elecciones generales, y parece que la táctica de Pedro Sánchez va a ir en la línea, a cara de perro, que lastró las andaluzas.
Ayer estuve en Correos, la empresa pública beneficiada por la disparatada fecha electoral del 23 de julio. Y noté en los comentarios que solicitaban los votos más cabreo contra Sánchez que ilusión por el posible cambio.
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