Quitarse el pellejo
En Andalucía se ha popularizado una teoría jerárquica sobre los grados del calor veraniego. Parece que el autor de esta teoría es Anacleto, personaje de ... los 'Pericos' -Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández-, que distingue cuatro fases en el termómetro ambiental. En primer lugar, tenemos 'el calor', es decir una temperatura alta, 'ma non troppo'. En Asturias, con un porcentaje alto de humedad, esta fase puede estar a un poco más de 25 grados. Después del calor, llega 'la calor', que es el sol con fuerza, y ganas de tumbarse y practicar el 'dolce fare niente', por cierto, lo único que se puede hacer cuando el mercurio se encamina a los treinta grados. 'La calor' son los calores de estos días en Gijón en el que podemos disfrutar 'casi' de toda la playa de San Lorenzo. Ayer viernes, al mediodía, la zona de la desembocadura del Piles, estaba cerrada al baño, dicen que por alivios del saneamiento del río que contamina el agua hasta la escalera 12. ¿Alivios o dejadez? Cuando lo 'micro' se abandona en aras de lo 'macro', es decir grandes proyectos que nunca se realizan, pasa eso. Playa medio cerrada cada vez que llueve un poco más de lo previsible, y no pasa nada.
'Los calores' ya son un calor a reventar, poco frecuentes por nuestras latitudes, aunque se acabarán dando. Y, finalmente, están 'las calores', esas olas por encima de cuarenta grados que, según Anacleto, lo que te piden, si se pudiese, es 'quitarse el pellejo'. Efectivamente, uno no puede desprenderse del pellejo de su cuerpo, pero no estaría de más que pudiésemos prescindir de ese otro pellejo ideológico. Dentro de unos días atravesaré Extremadura en época de 'las calores' según todos los pronósticos del tiempo. Si los extremeños, aprovechando 'las calores' olvidasen el pellejo partitocrático, harían de Extremadura la primera 'gran coalición' en España. Entre el PSOE de Guillermo Fernández Vara y el PP de María Guardiola hay muchísimos más puntos de encuentro y acuerdo que entre Fernández Vara y Podemos, o Guardiola y Vox. Lo lógico, que también resultaría ejemplar y modélico, sería un gobierno de coalición de afines, es decir de los socialistas y populares. Y, aprovechando las calores, quitarse en buena parte ese pellejo ideológico que tanto impulsa al enfrentamiento.
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