Superar los espejismos

El iluminado Zapatero cuando dice que estas últimas elecciones serán en el futuro objeto de estudio, tiene toda la razón. Y no solo del estudio ... de la ciencia política, sino también de otras ramas del saber, desde la sociología a la psiquiatría, que intentarán explicar unos resultados que fueron los peores de los posibles. Si el Partido Socialista hubiese ganado en las urnas, es decir si hubiese obtenido, para mayor gloria de Tezanos y su CIS, más votos que el Partido Popular, el futuro inmediato estaría más o menos despejado. Si el PP hubiese logrado esa mayoría suficiente, que sería con Vox absoluta, tal como vaticinaban las encuestas, habría tensiones, protestas y griterío, a la larga acalladas bajo el todavía útil paraguas constitucional, que garantizaría la estabilidad. Pero un resultado como el que se dio el 23 J, no anima, desde luego a bailar, ni en Génova ni en Ferraz. El PP obtuvo la mayoría absoluta en el Senado, y, por otra, ni siquiera en Sumar, existe, lo que Clausewitz llamaba una mínima 'unidad de acción'. El próximo y frágil Ejecutivo se mantendría a consta de contradicciones y cesiones al límite. A lo que habría que añadir esa guinda, dudosamente ética y penosamente estética de dejar la llave del Gobierno en Puigdemont. Si ya es difícil ver a Rufián convertido en hombre de Estado, y a Otegui en santo varón y hombre de paz, el papel de Puigdemont como sostenedor del gobierno de España entra en el campo del esperpento y la chirigota.