Sonreír al oscurantismo

Durante esta campaña ha sido prácticamente invisible. Los programas se han centrado en temas como la economía, la educación (muy poco), la sanidad (poco también) y la seguridad (esta sólo a ratos) o la construcción (de esto se ha hablado más) -que son importantes, por supuesto-, pero poco o nada se ha dicho sobre la cultura. Raro ha sido el candidato que ha presentado alguna, solo alguna, propuesta concreta para promocionarla y protegerla en nuestro barrio, pueblo, ciudad o comunidad. Me parece triste y me parece un grave error.

Los que llevan semanas pidiendo nuestro voto -que lo seguirán haciendo después para las generales- y que el domingo aspiran a ganar y gobernar, no parecen ser conscientes de que la cultura es transcendental para el desarrollo de una sociedad democrática y equitativa que nos ayude a construir un futuro más justo y solidario para todos.

A veces pienso que la falta de mención de la cultura en las campañas electorales puede deberse a que hay candidatos que no tienen un conocimiento profundo del mundo cultural, lo que dificulta su inclusión en discursos y propuestas, pero creo que deberían contar con asesores que les ayuden con ello, como supongo que los tienen para hablar de muchos otros temas. Digo supongo porque no las tengo todas conmigo. Siempre hay quien cree que sabe mucho de todo, hasta de ortografía, y no necesita a nadie.

Así, nos escriben cartas electorales interminables que suspenderían cualquier examen. Qué obsesión con los dos puntos. Pobre punto y coma, que nadie lo utiliza y cuando lo hacen, lo hacen siempre mal. Lo de las explicativas que no lo son y los párrafos eternos en los que en realidad no se dice nada, lo dejamos para otro día que bien podríamos dedicar un artículo completo a esto de los mensajes de campaña. Y, oigan, que entiendo que fallos cometemos todos, yo la primera, pero ya que nos piden que confiemos en ellos durante los próximos cuatro años, ya que les vamos a pagar por hacerlo, algo más que castillos en el aire nos deberían dar a cambio. Por lo menos, una buena ortografía.

Dicho esto, sería bueno recordar que la cultura es una parte fundamental de la identidad de cualquier sociedad y su defensa es básica para el progreso de las futuras generaciones. Es fundamental y no solo por su valor enriquecedor y educativo, sino también por su capacidad para generar empleo y riqueza. Solo hay que saber ver un poco más allá del hoy y el ahora o de mi color y tu color para darse cuenta de ello. La literatura, música, teatro, pintura, cine, etc., son clave para el buen desarrollo social, mental y también económico de las sociedades, y ya es hora de que se reconozca su alcance y se le dé la importancia que merece en la agenda política.

De lo contrario, al final, no hoy ni mañana, pero sí en un futuro no tan lejano, nos arrepentiremos cuando tengamos frente a nosotros a una sociedad atrasada, ignorante y crédula que sonríe satisfecha al oscurantismo.