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El retraso del socialismo español en virar hacia la socialdemocracia

Jueves, 28 de agosto 2025, 20:11

La transformación de un país en una «sociedad ilimitada de irresponsabilidad ilimitada», se puede producir si concurren, cuando menos, las siguientes situaciones:

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Que la ideología ... deje ciegos y sordos a los políticos, aunque, desafortunadamente, no mudos, algo que hubiese sido conveniente ante la tromba verbal de faramalla a que estamos sometidos; si no se llega a distinguir entre el hombre político y el hombre de Estado, el primero centrado en las próximas elecciones exclusivamente, y el segundo, que pensará en las nuevas generaciones; que se entienda por verdad verdadera, bien lo que nos dicen los gobernantes en algunas ocasiones, bien lo que el pueblo soberano pida de vez en cuando, y finalmente, que los políticos no deseen ser útiles a la Nación, sino simplemente ser importantes.

Mucho perjudicará también al buen gobierno la aparición de los que se suelen llamar políticos 'al revés', que lo serán, quienes de una manera automática, se pronuncien siempre en contra de cualquier tipo de propuesta que proceda de la oposición, por sensata que sea.

En el caso del socialismo español, se viene echando en falta que no se haya producido el 'viraje' para dar entrada a la social democracia, como ocurrió en Alemania, en el Congreso del Partido socialista de Bad Godesberg en el mes de noviembre de 1959, en que se decidió prescindir del socialismo puro y duro, rebosante de marxismo, para dar entrada a un socialismo humanista y basado en la filosofía clásica, para tratar de conquistar, al menos, parte de la clase media, totalmente olvidada, por el sectarismo y arcaísmo socialista y que al poco tiempo, se manifestó en el Congreso del Partido socialista de Hannover y que en la sala en que se celebró se hicieron desaparecer las banderas rojas, ya no se levantó el puño, y por supuesto, tampoco se cantó la Internacional, que se sustituyó por algunas canciones populares alemanas.

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En este contexto nos ha parecido interesante hacer referencia a la conversación que se mantuvo entre Mitterrand y Felipe González, y en que estuvo presente también el escritor Franz-Olivier Giesberg, que es el que nos da cuenta en su libro publicado en 2022, titulado 'La bella época' de aquel cambio de opiniones:

-Mitterrand: «La unión de la izquierda dijo, que es el mejor medio de reducir la influencia electoral del Partido comunista».

-Felipe González: «En España el Partido comunista es numeroso y fuerte, por tanto, si se hace la unión de la izquierda, se correría el riesgo de que aquel Partido se llevase una buena parte de los socialistas».

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-Mitterrand: «Pues no tenéis otra solución que sea verdadera».

-Felipe González: «Yo sí que la tengo. Si se configurase un Partido socialista obrero, se arrebatará todo margen de maniobra al Partido comunista. Se asfixiará. Pienso que se puede eliminar rápidamente al Partido comunista, a condición de luchar ideológicamente contra él y demostrar que sus propuestas son ridículas, peligrosas y ya superadas».

No se equivocó Michel Crozier cuando dijo en 1987, en su libro 'Estado modesto, Estado moderno', que Felipe González «vino a imponer una política consensuada, aprovechando su victoria para enterrar el pasado de una revancha largo tiempo esperada.

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Buscó de forma prioritaria responder a las aspiraciones de los españoles favorables al desarrollo democrático, no partisano, dando lugar a que si no se abre el camino para que se pueda llegar a disponer de un Estado cercano a la sociedad y que no se limite, casi exclusivamente, a dar órdenes y consignas, con lo que el espíritu partisano haría su agosto, y que Michel Barnier ha recogido en su libro 'Lo que yo aprendí de vosotros', publicado el presente año 2025, al decirnos que este querer ser socialdemócrata sin serlo, solo dará lugar a que los rumores se extiendan, aprovechando para clasificarlos: «El rumor es anónimo, algo que es cómodo; el rumor se propaga, lo que es peligroso y el rumor puede destruir e incluso matar, algo, sin duda peligroso, y, por ello, no tolerable».

Sin el mencionado 'viraje' será bastante complicado que el pueblo soberano pierda la costumbre de razonar exclusivamente partiendo de sus enraizadas ideologías, en lugar de practicar un razonamiento en el que entre en juego la conciencia de cada uno, evitando la aparición de una de las muchas utopías que se han presentado a través de siglos.

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