El Ayuntamiento de Oviedo pide conectar a la red los vertidos del depósito de La Manjoya
El encapsulamiento con las cenizas contaminadas por arsénico de La Manjoya estuvo meses sin vigilancia ni control analítico de sus efluentes
Después de 15 años, el 'monstruo' enterrado entre hormigón en La Manjoya parece respirar tranquilo. Las analíticas confirman que los lixiviados que proceden del encapsulamiento de piritas cumplen la normativa de vertidos industriales y el Ayuntamiento de Oviedo ha solicitado autorización al Principado para comenzar a evacuar los efluentes directamente a la red de saneamiento de La Manjoya. «Eso no quiere decir que dejemos de vigilar, los controles se mantendrán», explica el concejal de Medio Ambiente, Ignacio Fernández del Páramo.
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No está de más. En 2003, en un claro del bosque, el Ayuntamiento enterró 6.000 metros cúbicos de suelos contaminados con plomo y arsénico, fruto de la actividad de la fábrica de Unión Española de Explosivos durante décadas. Ese depósito se conectó con una balsa para que los lixiviados, el agua que escapaba del encofrado, pudieran ser recogidos y trasladados a Cogersa. El plan inicial establecía una década de vigilancia y de controles de los niveles de contaminación de los efluentes y de las aguas subteráneas de la zona. El Ayuntamiento, como para casi todo, contrató a una empresa externa la ejecución del programa. La misma firma renovó durante más de una década el contrato, pero en algún momento entre 2013 y 2014, la contratista desapareció.
El nuevo equipo de gobierno descubrió los efectos de no vigilar ese 'mosntruo' nada más tomar posesión en 2015. Tuvo que contratar en pleno agosto, a una empresa para reparar las conducciones entre el depósito y la balsa de lixiviados, completamente corroídas después de años de soportar el paso de líquido cargado de azufre, arsénico, sulfatos, mercurio y plomo. También encomendar a una nueva contratista la vigilancia abandonada. La empresa mantendrá los controles semanales sobre los lixiviados, realizanzo además analíticas mensuales de parámetros básicos (acidez, conductividad, sulfatos, amonio y demanda de oxígeno) y más amplias (arsénico, cloruros, cromo, mercurio, plomo, zinc, cobre y hierro) cada seis.
Cinco millones
En el encapsulamiento de La Manjoya se guardan 6.000 metros cúbicos de suelos altamente contaminados por arsénico y plomo, que el Ayuntamiento tuvo que retirar tras comprar, en 1998, los terrenos de la antigua fábrica de Unión Española de Explosivos. Otros 6.000 metros cúbicos de tierras contaminados con toluenos fueron retirados y trasladados a vertedero. Las tareas de descontaminación, contratadas a Sánchez y Lago, en 600.000 euros resultaron un fiasco. El problema era mucho mayor de lo esperado. Con un estudio del Instituto Geológico Nacional se licitó un nuevo contrato que ganó también Sánchez y Lago y que costó más de 5 millones de euros.
Los trabajos concluyeron en 2002, cuando se aprobó un plan de vigilancia ambiental a 10 años, que el PP intentó abortar en 2006 conectando directamente el encapsulamiento a la red general de saneamiento. Las denuncias de la oposición frenaron el plan. Un informe señaló que la conexión no se utilizaría, pero el mismo técnico sostuvo que la presencia de arsénico en los análisis debía de ser un «error» porque no se había encerrado ese compuesto en el encapsulamiento. Hay veces que es mejor no preguntar cómo sacan la plaza algunos.
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