El epicentro del trajín en la capital
Miles de ovetenses y turistas recorren a diario el barrio entre la Escandalera, el final de Uría y la plaza de América
COVADONGA DEL NERO
Lunes, 21 de febrero 2022, 00:47
En los años cincuenta del pasado siglo, el ahora conocido como el Centro de Oviedo se consideraba más bien periferia. Ahora, sin embargo, el triángulo desde la plaza de la Escandalera a la estación del Norte, en el final de la calle Uría, hasta la plaza de América, se valora como un lugar privilegiado, epicentro de las más altas instituciones del Principado, como la Junta General y el palacio de Presidencia, la sede de Liberbank y lugar de trabajo, paseo y compras para muchos ovetenses, que en ocasiones simplemente salen a dar una vuelta por el Campo San Francisco y los comercios, bien por la mencionada calle Uría o por la Cervantes, Asturias, Gil de Jaz, Marqués de Pidal o Toreno, por citar las más conocidas.
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Se cuentan por miles los ovetenses y turistas que recorren a diario este barrio donde viven, según el último censo municipal de población, 12.891 vecinos. Una población, eso sí, envejecida en gran parte, ya que uno de cada tres residentes -el 31,15%- suma entre 60 y 80 años. Cuesta atraer población más joven por varios factores, como el precio y la necesidad de rehabilitación de las viviendas por encima de la opción de nueva construcción, y por la dificultad para encontrar aparcamiento o garaje fijo.
Sin duda, uno de los grandes atractivos del Centro es el pulmón verde de Oviedo, el Campo San Francisco. Con un encanto especial, en las últimas décadas se había deteriorado, pero el Ayuntamiento trabaja ya, gracias a la ayuda de un plan director, en recuperarlo como lo que siempre fue, una de las señas de la capital asturiana, lugar de paseo pero también de juegos y fiestas. En los últimos meses se ha reabierto el local hostelero el Aguaducho, algunas fuentes, recolocado estatutas, y ahora la vista está puesta en el quiosco del Bombé, cuya rehabilitación se paralizó durante muchos años, y el Paseo de los Álamos, con el mosaico en mármol, una joya diseñada por Antonio Suárez, víctima del continuo deterioro.
Tampoco se puede olvidar, a escasa distancia, el hotel de la Reconquista, el más emblemático de la ciudad , foco de todas las miradas durante los premios Princesa y declarado Bien de Interés Cultural.
«Tomar un café con vistas al Campo me pareció atractivo»
La calle Uría es la vía más comercial de Oviedo, llena en su mayoría de locales de grandes cadenas, pero también de negocios de pequeños empresarios. Y, aunque la mayoría cierren y reabren pronto, hay varios escaparates con carteles de 'se alquila' o 'se vende'. Uno de ellos se ubicaba junto a la esquina del Pasaje de Plácido Álvarez-Buylla -entre la calle principal y Pelayo- pero, curiosamente también el pasado 19 de febrero, hace un mes que este local abrió sus puertas de nuevo en una concepción de cafetería más típica de ciudades como Madrid o Barcelona. Este es el motivo principal que llevó a María José Fernández a abrir Santa Gloria: «Vimos que en esta zona no había ningún negocio como este».
La propietaria de este nuevo establecimiento explica que «es una concepción diferente de negocio, donde ofrecemos un producto 'premium' en un lugar cómodo y distinto de la cafetería tradicional». La decoración hace «sentir como en casa» y las vistas son inigualables: «Tomar un café o un brunch, desayunar y comer con vistas al Campo, es algo que me pareció muy atractivo».
Pero la ubicación, a pesar de sus vistas y ser una zona muy concurrida, también tiene un secreto más: «Hace sesenta años era el Café Peñalba; una referencia a nivel nacional donde los personajes de la época acudían para reunirse», recuerda Fernández, que considera que «no podía dejar pasar esa oportunidad».
Por suerte, asegura que no ha habido «ni un minuto» desde la apertura en que no haya algún cliente pidiendo un café, una infusión o bollería. La clientela «es de lo más variada». Además, todavía crecerán un poco más: están esperando la licencia para colocar una terraza en plena calle Uría. «Tenemos ganas de poder colocar las mesas fuera y dar más vida a la calle más viva de toda la ciudad», asegura orgullosa la propietaria.
«Nací casi dentro de la librería y quiero terminar aquí»
La librería Maribel cumplió setenta años el pasado 19 de febrero. Fue en 1952, cuando Patrocinio Martín vio una gran oportunidad de negocio en la que entonces era una zona de expansión. Junto a su mujer, Maribel Muñiz, escogieron el local en una manzana recién creada frente al hospicio -después convertido en el Hotel de la Reconquista-. Y en el portal de al lado nació, dos años después, Luis Martín dos años después. «Nací casi dentro de la librería», bromea Martín, quien regenta, ya solo, el comercio familiar. Una librería con cierta estética del siglo pasado, de esas que turistas se paran a fotografiar, dentro de los soportales de Gil de Jaz.
Martín explica que «en aquella época era arriesgado invertir, como ahora». Pero por aquel entonces la ciudad estaba creciendo y eran «muchos los jóvenes los que venían a vivir a esta zona». Recuerda cómo ha ido cambiando todo: «Empecé jugando con los niños del hospicio y ahora me doy cuenta de cuánto ha cambiado viendo las fotografías de esos años».
El librero no duda de que el centro de Oviedo es «el mejor lugar para tener un negocio, es el centro comercial de Asturias». Una zona, sostiene, que «sin apenas moverte tienes todo lo que necesitas». Se enorgullece especialmente cuando, por la zona centro de la capital asturiana, «sigo viendo negocios que perduran en el tiempo», sobre todo en estos tiempos «tan difíciles».
Los vecinos del barrio son cada vez son más mayores, pero no duda en definirlos como «los mejores clientes»: adquieren lecturas para todos los miembros de la familia. «Los abuelos compran para los nietos, para los hijos y para sí mismos, son una clientela inigualable», afirma. Sobre sus planes de futuro, tiene claro que quiere terminar su vida laborar «trabajando en esta misma librería».
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