«Ni la llamada memoria democrática ni la eutanasia son una demanda social»

La Catedral acogió ayer a mediodía la misa mayor de San Mateo, que estuvo tan abarrotada como lo permitieron las restricciones sanitarias (con más de 300 personas). Una celebración que estuvo presidida por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, y a la que asistió el equipo de gobierno de Alfredo Canteli. El máximo responsable de la iglesia asturiana aprovechó para criticar la gestión de la crisis por parte del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

«Irresponsabilidad». Fue la palabra que utilizó Sanz Montes para denominar, hasta en tres ocasiones, la posición del Ejecutivo estatal, al que acusó de generar «cortinas de humo» e «incendios provocados» para «enfrentar nuestros sentimientos y manipular nuestra conciencia». Según sus palabras, «ni la llamada memoria democrática ni la eutanasia enunciada responden a una demanda social, sino a otros interés ideológicos políticos y económicos», denunció.

Lo dijo durante la homilía antes de que la joya de las reliquias asturianas, el Santo Sudario, fuese exhibida por segunda vez en lo que va de año -durante la Semana Santa no pudo salir- para que los feligreses acudiesen a venerarla. «Honramos a San Mateo en medio de un desconcierto impuesto por una pandemia», continuó, porque «tenemos necesidad de la fiesta como un respiro del alma y el cuerpo». Eso sí, matizó, hoy, «al albur de las vacunas que no llegan», «no todos pueden festejar».

En ese sentido, prosiguió el arzobispo, «la Iglesia sale siempre en defensa de la vida y respeta la memoria de los muertos, desde la vida no nacida hasta la que en fase terminal hay que cuidar paliativamente». Por eso, clamó, «lo que demanda la sociedad es otra cosa bien distinta, es la respuesta a los problemas que más urgen antes y después de la pandemia: el paro, el acceso de los jóvenes al trabajo, la inmigración, la estabilidad escolar...», enumeró.

Así, concluyó, «los sordos de cuento, quienes fingen no saberlo, dicen que los obispos nos metemos donde no debemos como si nos dedicásemos a la política. Pues va a ser que no, no es política cuando defendemos la vida, la familia y la educación, y denunciamos la irresponsabilidad y la mentira, que se están llevando tantas vidas». Máxime, con «las cifras de desamparo social, desahucios y okupas a mansalva, las filas interminables de comedores sociales, pobres y desarraigados».

«¿Por cuánto multiplicaremos estas cifras, escenarios y situaciones para saber cuántas personas hoy no están de fiesta?», preguntó Sanz Montes.