Los ovetenses viven una fiesta «distinta» y «más familiar»

Un Martes de Campo «para recordar», «distinto», «sin música» y «familiar». De esta forma José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea; Felipe Díaz de Miranda, de la SOF; David Colado, director de la Banda de Música Ciudad de Oviedo; y Eva Sánchez, presidenta de la Federación de Vecinos de Oviedo (FAVO) calificaron ayer el día del bollo.

La tradición manda que después del domingo de Pentecostés, los ovetenses disfruten de la fiesta en el Campo de San Francisco, pero la Sociedad Protectora de La Balesquida suspendió el reparto del bollo por la crisis sanitaria. Hubo plan alternativo.

Colado ayer sentía añoranza, recordando el pasacalles que la Banda de Música protagonizaba cada Martes de Campo, desde el Antiguo hasta el Campo. Ayer, no pudieron tocar ni el pasodoble 'Oviedo', ni otras piezas. Silencio. «Es un fiesta sin música y es lo más triste», lamentó Colado mientras compraba los bollos preñaos para tomarlos con su familia.

Díaz de Miranda fue uno de los más madrugadores. Desde pequeño, recordó, cumple con la tradición de comer el bollo, y ayer no falló, pero «echo de menos las actividades organizadas por la cofradía», aseguró.

Desde Casa Amparo, Álvarez Almeida celebró el día «con la alegría de poder disfrutarlo», y pidió un cambio para el año que viene, trasladando el modelo de la Comida en la Calle de Avilés al Oviedo Antiguo.

En Limanes, la presidenta de la Federación de Vecinos de Oviedo, Eva Sánchez, disfrutó de una copiosa comida con su familia, porque fue un Martes de Campo «en familia».