Oviedo celebra «la cultura segura» en una Noche Blanca «sin agobios ni colas»

Treinta y ocho actividades en una treintena de espacios. Estos son los datos que dejó ayer la Noche Blanca, una jornada organizada por la Fundación Municipal de Cultural y donde pocas cosas fueron iguales a las del año pasado. La programación se redujo a la mitad por culpa de la pandemia, no hubo «agobios» ni «colas» para acceder a los recintos porque los accesos fueron escalonados y en todo momento se mantuvieron las distancias de seguridad, se llevaron mascarillas y se usaron geles hidroalcohólicos. Eso sí, el frío fue protagonista: la borrasca 'Alex' dejó ayer trece grados en Oviedo y un viento helador durante las últimas horas del día.

Con todas las entradas agotadas a las dos horas de ponerse a disposición del público, los asistentes disfrutaron de muchas de las vertientes culturales. Hubo poesía, danza, teatro, música, moda,... La programación se abrió a las cinco de la tarde en la plaza de Trascorrales. Los niños fueron los protagonistas de los sets de fotografía, estampación y arte organizados por Decero Espacio Creativo de Marta Fermín.

Hasta allí se acercó tres horas después, el alcalde, Alfredo Canteli, acompañado de su mujer, Marta Suárez. Admitió que el «tiempo junto al coronavirus nos está condicionando», pero en la seña de identidad del equipo de gobierno está hacer actividades: «Oviedo no puede parar. Esperemos que de aquí no salgan rebrotes, sino satisfacción, cultura y un concejo mejor».

A su vera estuvo el presidente de la Fundación Municipal de Cultura (FMC), José Luis Costillas, quien calificó la Noche Blanca de «especial». «Esta programación es un ejemplo claro de que se puede seguir haciendo cultura de forma segura», expuso para después detallar algunos de los escenarios: «Esta es la forma que tenemos que apoyar la cultura en espacios como La Vega, el Museo Arqueológico, el Bellas Artes, la plaza del Paraguas, la Catedral y participan todas las galerías de arte».

Una programación que dejará huella, gracias a las ilustraciones pintadas por Inés Iglesias, Sara Ezquerro y Dudelsea en un edificio a caballo entre la plaza del Ayuntamiento y la calle Magadalena. «Son tres historias diferentes y de interpretación libre» detalló Mónica de Juan del espacio The 451 Shop.

También sirvió la cita para que la fábrica de armas de La Vega abriese sus puertas a la cultura por cuarta vez en menos de dos meses. Allí hubo conciertos y espectáculos audiovisuales. Dos de las asistentes fueron Hugo Felgueres e Iván López quienes destacaron que esta ha sido una Noche Blanca «tranquila, con actividades para todos los gustos y sin agobios de colas».

Las entradas fueron escalonadas al igual que en el Arqueológico donde se expuso la muestra 'Arqueologías en el aire' del escultor Lidó Rico y donde el matrimonio formado por Paco Sanchís y Emy Migoya se mostró impresionado: «Las figuras son emocionantes. Esta es una de las actividades que da gusto verlas en Oviedo y con las medidas de seguridad se está más desahogado». Había espacio suficiente para todos.

La cultura invadió el casco histórico. Hasta los escaparates se convirtieron en una galería de arte gracias a las obras de artistas de la talla de Federico Granell, Berza Cecchini, Assaf Iglesias o Jorge Nava. Mientras, la Catedral se convirtió en el escenario donde el coro El León de Oro interpretó obras de marcado estilo religioso y espiritual y la basílica de San Juan abrió sus puerta a Forma Antiqva, el conjunto que ha tenido sus más y sus menos con el Ayuntamiento tras la cancelación del convenio que mantenía con la formación.

En la Noche Blanca no faltaron instituciones que siempre colaboran como la Cámara de Comercio o el Banco Sabadell Herrero, que organizó cinco pases a su colección de arte.