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Restos de vajillas en los antiguos terrenos de la fábrica de loza de San Claudio, sin uso desde hace once años.

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Restos de vajillas en los antiguos terrenos de la fábrica de loza de San Claudio, sin uso desde hace once años. FOTOS: ALEX PIÑA

La ruina de la fábrica de loza se agrava y «es un peligro para los jóvenes que la okupan»

Los vecinos de San Claudio urgen medidas para evitar «una desgracia» en el recinto, que sufrió un incendio este mismo mes

ROSALÍA AGUDÍN

OVIEDO.

Martes, 13 de octubre 2020, 00:34

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La fábrica de loza de San Claudio dejó de tener actividad hace once años. Sus puertas se cerraron el 30 de abril de 2009 dejando en el paro a 44 trabajadores, mujeres sobre todo, y dando carpetazo a 108 años de actividad. El recinto fabril, que vivió épocas de esplendor y exportó el nombre de San Claudio, ahora se encuentra en un estado deplorable, en el que grupos de jóvenes hallan intimidad para sus reuniones. Un riesgo del que alerta el vecindario. Recientemente, se desató un incendio en su interior.

La fábrica, declarada en ruina, tiene tejados hundidos que provocan inundaciones; escaleras que no conducen a ninguna parte porque el piso superior se ha venido abajo; restos de vajillas aún tirados por el suelo; paredes repletas de grafitis; maleza cubriendo el imparable deterioro; y basura, mucha basura, dejada allí por quienes frecuentan las abandonadas naves. Al parecer, no son pocos.

Paquetes de tabaco, latas de cerveza, plásticos de todo tipo y una gran cantidad de ruedas revelan la huella de su paso. También están los restos del último fuego, ocurrido el pasado 4 de octubre, en la zona donde antiguamente los hornos trabajaban la loza. Los Bomberos tuvieron que apagar las llamas del incendio, provocado, según explicaron entonces fuentes de la Concejalía de Seguridad Ciudadana, por «los inquilinos» de la factoría.

Los vecinos de San Claudio, que en más de una ocasión han alertado de las incursiones que se producen al interior de la fábrica, aseguran que las naves están okupadas en algunos momentos del día por «residentes en un centro de menores y por jóvenes de la localidad que van allí a jugar». Ante el estado de deterioro del recinto fabril, temen que «hasta que no ocurra una desgracia, no se tomarán medidas». «Es un peligro para quienes la okupan»,

Acceder a la fábrica de loza es fácil. Hay dos puertas abiertas de par en par: una de ellas es la contigua a las vías del tren; la otra está en la parte trasera, donde cuelga el cartel: «Instalaciones en ruinas. Peligro».

El panorama es desolador, pero no detiene a los grupos que, supuestamente, la okupan. De hecho, para llegar hasta la nave principal se han colocado una especie de alfombrillas. Sobre el deteriorado suelo se perciben marcas de ruedas de vehículos, por lo que hay quien cree que en el recinto fabril se han producido carreras; también quien habla de rodajes de películas o adiestramiento de perros.

¿Futuro?

Lo que pasará con la fábrica de loza es incierto. El anterior equipo de gobierno, formado por PSOE, Somos e Izquierda Unida, prometió la compra de los terrenos para hacer un centro de exposición. El anuncio hecho por el entonces concejal de Economía, Rubén Rosón, incluía un plan de recuperación a iniciar en 2019. Nada se hizo.

Mas recientemente, en febrero de 2020, el alcalde, Alfredo Canteli, aseguró que la fábrica de loza estaba «hecha un pena». Y lamentó que las instalaciones, sin uso durante algo más de una década, «se abandonaron y la dejaron caer».

«Vergüenza», «lamentable»

Muchas fueron las familias de San Claudio que trabajaron allí en los 108 años de historia de la fábrica de loza. Cristina Méndez estuvo seis años como decoradora, pero le echaron «un par de años antes del cierre». Gracias a la fábrica, expuso, «el pueblo estaba lleno. Es lamentable que una factoría que es de aquí se la hayan llevado para fuer». Su madre, Casimira Fernández le dedicó tres décadas de su vida. «Que vengan a limpiar las naves y que hagan algo por San Claudio», reclamó.

Para José María Fernández es una «vergüenza» el estado de los terrenos y advirtió del «peligro que suponen porque la juventud entra por ahí», corroboró. Otro vecino de San Claudio, que prefirió mantenerse en el anonimato, aseguró a la fábrica acuden los «menores del centro de Loriana y los del pueblo».

María Luisa Blanco lamentó el estado de la locería, donde «entra la gente y hay ratas», mientras Miguel García añoró los tiempos mejores, cuando daba trabajo a centenares los trabajadores. «Los restos están en un estado lamentable. Allí hubo más de mil empleados», concluyó.

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