El deán pide «grandeza y altura de miras» a los políticos

Los feligreses abarrotaron ayer la Catedral para asistir a la misa en honor a San Mateo, que puso fin al Jubileo de la Santa Cruz, y venerar el Santo Sudario. El deán de la Catedral, Benito Gallego, presidió la misa mayor, en la que estuvo acompañado por el vicario general, Jorge Juan Fernández Sangrador, y por más de veinte sacerdotes.

Ante el cariz político que se vive estos días, con mayor crispación entre los partidos sobre todo a raíz de que el cambio de 21 calles por la Ley de Memoria Histórica acaba de ser anulado en los juzgados, Gallego aprovecho la homilía para pedir a los políticos «grandeza y altura de miras».

Dicho esto, recordó a los asistentes que, pese a que San Mateo no es el patrón de Oviedo, «es el cuidador de nuestra ciudad», y subrayó que el jubileo, tiempo de prepararse para el perdón de los pecados, es el origen de las actuales fiestas, unas «fiestas ruidosas», lamentó.

El deán también tuvo palabras para las personas que pasan «una situación difícil». Por ello, pidió que durante el día «de alegría y convivencia» mateína, los ovetenses recuerden a aquellos que por diversos motivos están en una situación vulnerable.

No fue hasta finalizar la eucaristía cuando tuvo lugar uno de los momentos más especiales: la exhibición del Santo Sudario, algo que sólo ocurre tres veces al año (ayer, el 14 de septiembre cuando comienza el jubileo, y el Viernes Santo). La reliquia fue venerada por los feligreses hasta que a las seis y media de la tarde, cuando tuvo lugar la misa que puso fin a la Perdonanza, fue devuelta a la Cámara Santa.

A la misa acudió gran parte del Grupo Municipal del PP, así como el portavoz de Ciudadanos, Luis Pacho.

A la salida. los feligreses adquirieron las tradicionales paxarines, típicas de San Mateo.