Urgente Prisión para el acusado de robar en gasolineras de Asturias
El rector José Antonio Bande, en el Seminario, que celebra su 70 aniversario en Prau Picón. FOTOS: PABLO NOSTI

El Seminario cumple setenta años en Prau Picón con la misión de crecer tras ordenarse 900 curas

La institución religiosa forma hoy a veinticinco seminaristas y prevé obras «necesarias para crear un clima de hogar» y atraer más vocaciones

Paz De Alvear

Oviedo

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

Cuando echa la mirada atrás, José Antonio Bande, que está prácticamente estrenándose como rector del Seminario Metropolitano, recuerda como «un hito» la visita de San ... Juan Pablo II a Asturias en 1989, que dejó «un mensaje con gran mordiente social que causó un impacto en la sociedad asturiana». Y, especialmente, dos anécdotas: su aterrizaje en helicóptero en Prau Picón y el papel que le tocó asumir al propio Bande, entonces seminarista, como «portamicrófono» del Papa: «Todo un honor».

Publicidad

Durante una visita de EL COMERCIO al Seminario también mira atrás para repasar la historia de la institución, que este año –el de su llegada como rector– conmemora su setenta aniversario en Prau Picón. Siete décadas desde que el Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Antoniutti, colocara 'la última pieza' de la construcción del inmenso e imponente edificio –más de 35.0000 metros construidos en las inmediaciones de San Cipriano, donde la Iglesia contaba con algunos terrenos que amplió con la adquisición de los del cementerio viejo–. Esa pieza, como recuerda exhibiendo la fotografía Judit Hidalgo, la bibliotecaria, es el crucifijo que preside la sala de lectura.

El Seminario, no obstante, es mucho más. Como explica el rector, fue uno de los últimos en ser fundados en España. En 1851, bajo el pontificado de Ignacio Díaz Caneja comenzó su andadura «con cuarenta seminaristas». Tras pasar por varios enclaves –el convento de Santo Domingo, en la zona del Milán o en Valdediós– y sufrir las consecuencias de la Revolución del 34 y de la guerra civil –en el 36 nuevos robos, quemas y martirios obligaron a suspender su actividad hasta 1938– siguió adelante en Prau Picón.

«En los años 50, poco después de su apertura, llegó a contar con 700 seminaristas». Desde aquel momento, «más de 3.000 jóvenes han pasado por sus aulas, por su capillas, por sus dependencias...; de ellos, unos 900 han sido ordenados sacerdotes en estos setenta años». Ahora hay «un repunte en cuanto vocaciones» y «la perspectiva es halagüeña», asegura. Hoy en día hay 25 seminaristas, además de los pertenecientes a los seminarios Redemptoris Mater y Lumen Dei.

Publicidad

En este escenario, el rector tiene claros sus retos: «Hacer de esto una casa, calor de hogar, familia, trabajo en equipo, hacer de esto una casa habitada con corazón». Y, prosigue, «que la comunidad del Seminario no sólo se consolide, sino que aumente; no por una cuestión cuantitativa, sino porque el presente y futuro de la Iglesia depende de las vocaciones».

Para crear ese «clima de hogar», las obras son necesarias. Tras la gran intervención de tres millones de euros para la rehabilitación de la zona donde residen los seminaristas y formadores, este próximo año esperan más actuaciones: un ascensor que comunique las tres plantas del edificio; el acondicionamiento del Aula Magna, y la creación de más espacios para los grupos de acogida que visita el Seminario a lo largo del año. En ese camino, los mecenas son necesarios, los colaboradores «aparte de la campaña que hacemos y los donativos que nos llegan». Porque la prioridad «es invertir en caudal humano y hacer que el edificio tenga sentido de hogar».

Publicidad

Un caudal humano que, sin ir más lejos, representa el seminarista Álvaro Otonín, de 25 años. Criado en una familia cristiana, desde pequeño sintió inclinación «por las cosas de Dios». Amante también del arte, «hice la carrera» y cuando estaba terminando, se dio cuenta que en restauración buscaba «la belleza y que era la misma belleza, que es Dios, la que me estaba buscando a mí». Era a él a «quien quería restaurar». En tercer curso del Seminario, Otonín tiene el camino marcado, el que le hace feliz. Entre arte.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad