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Refugio Casetón de Andara, un lugar cargado de historia en medio de un paisaje agreste y kárstico. M.LL
Rutas de montaña en Asturias: Picos de Europa

Una ruta circular al Casetón de Andara desde Sotres (pasando por el picu Boru y el Cuetu Tejau)

Esta ruta se adentra en el macizo oriental de los Picos de Europa para recalar en dos cimas: el Boru y el Cueto Tejau. Luego, emprende regreso, maravillándose con las panorámicas y el paisaje y visitando el Casetón de Andara, una edificación única y singular en medio de un paisaje calizo

Viernes, 25 de julio 2025, 19:14

Antes de ser refugio en un lugar espectacular e inhóspito del macizo oriental, el Casetón de Ándara fue un lugar de trabajo duro, polvo metálico ... y frío. A más de 1.700 metros de altitud, encajado entre picos calizos y nieblas eternas, esta construcción sirvió a los mineros que, a finales del siglo XIX, arrancaban blenda y galena del corazón de los Picos de Europa. No había caminos ni turismo. Solo mulos cargados de herramientas, hornillos de carburo y voces que retumbaban en las bocaminas.

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En aquel tiempo, a escasos metros del casetón, brillaba el Lago de Ándara, una charca de agua glaciar que hoy ya no existe. Fue drenado en 1911, perforado por galerías subterráneas para poder acceder a los minerales que yacían bajo él hasta que quedó sólo un cráter seco y silencioso en el que –según las lluvias- se forman efímeros charcos brillantes.

Pozos de Andara, muy cerca del refugio.

Con el cierre de las minas (en los años 30) el Casetón quedó abandonado, azotado por inviernos implacables y veranos sin visitantes. Durante más de medio siglo, resistió al olvido, siendo testigo mudo del paso de las estaciones sin actividad humana, sin caminantes cruzando, sin trabajo adherido cerca… no fue hasta 1994 que resurgió: reconvertido en un refugio montañero para que escaladores y caminantes encontrasen resguardo en este rincón agreste del Macizo Oriental.

Paisaje del macizo oriental de Picos de Europa, más suave que los otros macizos pero igual de bello, calizo y enorme.

Hoy, el casetón es casi un símbolo: el único refugio guardado del macizo oriental. El principal vestigio de la intensa actividad minera que caracterizó estos montes…Una caseta perdida entre rocas calizas y altura por la que transitan cientos y cientos de personas cada año. Un «chigre» con posada humilde, en medio de un paisaje de montañas inmensas…

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Entrada al Casetón de Andara, el único refugio guardado del macizo oriental de Picos de Europa.

Datos de la ruta

  • Tipo de ruta: Circular

  • Dificultad: Moderada- Difícil. El terreno, aunque técnicamente no muy complicado, requiere atención por su carácter calizo, la posible presencia de niebla y algunos tramos donde es necesario ayudarse de las manos. Hay una sima señalizada y algunos sedos antiguos en los que conviene extremar la precaución.

  • Distancia aproximada: 15 km

  • Tiempo aproximado: 8-9 horas

  • Desnivel aproximado: 1.300 m

Esta ruta visita este refugio, parándose a descansar en él tras un largo viaje a pie. Porque el Casetón de Andara no es el único destino de esta circular: partiendo de Sotres, en Cabrales (el pueblo más alto de Asturias) esta excursión se adentra en ese mundo irregular que es el macizo oriental para recalar en dos picos por encima de los 2000 metros: el Boru y el Cuetu Tejau. Es después de la visita a las alturas del sitio, tras deleitarse con el panorama kárstico y la vista de pájaro que se consigue, cuando la excursión pone rumbo hacia esta antigua caseta minera.

Cima del Cuetu Tejau/ Sotres desde el pico Boru/ bajando hacia el Casetón de Andara.

Todo un viaje por el macizo oriental de Picos de Europa que dibuja una circular de día completo,intensa y preciosa: un trazado exigente que también puede hacerse en dos etapas, dosificando el desnivel adherido al recorrido y pernoctando –igual que aquellos mineros y aquellas mulas, pero más comodamente- en un lugar inhóspito rodeado de magia, memoria e inmenso color gris caliza.

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Desde Sotres al pico Boru, al Cuetu Tejau y al Casetón de Andara:

Comenzamos en Sotres, el pueblo más alto de Asturias, encajado entre praderas y peñas calizas. El aire aquí ya huele a altura y a monte. Desde el aparcamiento, bajamos unos metros al centro del pueblo y tomamos una calle que serpentea junto al albergue. Pronto, el camino se convierte en una pista ancha: es el inicio del PR que nos llevará al corazón del Macizo Oriental.

Vistas al picu Boru desde los primeros metros de ruta.

El camino se adentra en el Monte la Escampada, un tramo amable, con vistas abiertas al valle de Cabrales. El rumor de algún cencerro y el silbido del viento acompañan mientras se asciende por la pista. En un cruce señalizado, hay que tomar la pista de la derecha, avanzando en soledad entre verdes laderas salpicadas de piedra.

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Primeros pasos por pista PR, dejando lentamente Sotres atrás.

Al rato, toca abandonar la comodidad de la pista para seguir un sendero que zigzaguea cuesta arriba. La majada del Medio aparece como un pequeño balcón, refugio de pastores, con muros de piedra y huellas de otro tiempo. Continuamos ganando altitud por un sendero serpenteante hasta la collada la Cima, que hace honor a su nombre: a nuestra espalda, el verde; al frente, comienza el gris caliza.

Mirando hacia peña Main y Pandebano desde el collado la Cima.

A partir de aquí el paisaje cambia: el sendero se vuelve más rocoso, más puro. Toca ascender, sin desvíos, hacia el collado Fuente Soles, una pequeña depresión bajo una peña afilada. Aquí el sentimiento es el de haber cruzado un umbral: al otro lado se extiende un mundo de jous, simas, y crestas blancas, labradas por el hielo y la soledad.

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Cogiendo aire y admirando el paisaje en Fuentesoles.

Desde el collado, hay que girar a la derecha. El sendero lleva ahora por un cordal de piedra viva, con vistas que se abren a ambos lados. Pasamos bajo el Pico Deboru (1.895 m), y llegamos a los Campos de los Senderos, un paraje suspendido entre cimas.

Desde este punto, toca ganar altura: hay que llegar hasta un collado a 2.003 m. Desde él se ataca ya la cresta del Pico Boru. El terreno es rocoso, y pasamos junto a una sima señalizada que abre una ventana oscura al subsuelo.

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Sima en el camino al pico Boru.

En la cima, el buzón del Boru marca una pausa larga. Desde aquí, el mundo parece lejano. Las nubes pasan cerca, el viento no da tregua y todo el macizo oriental se revela ante los ojos. Sotres se vislumbra igual que lo haría un águila o un quebrantahuesos: pequeño, cual hormiguero de tejados rojizos, enclavado entre montañas.

Sotres desde el pico Boru.

La bajada de esta cumbre no es muy larga: consiste en seguir el cordal calizo, acometiendo un itinerario de pequeños subes y bajas que culmina en la segunda cima del día: el Cuetu Tejau. Aquí la vista se ensancha: desde el Central hasta el Occidental, los Picos se despliegan como un mar de piedra. Es un lugar sereno, poco conocido, pero cargado de una belleza austera.

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Vistas alucinantes desde el Cuetu Tejau, a 2160 metros.

Continuamos por el filo del cordal, entrando ahora en un tramo más técnico. Algún paso requiere usar las manos, y hay que rodear una pequeña vega colgada entre las rocas. Por el camino, se conquista una cima sin nombre estrecha y aérea, que exige respeto y atención. Descendemos por su otra cara, con cuidado, hasta un collado desde el que se puede acceder sin dificultad a una cima más: la del Pico Soriano (2.167 m), última gran altura del día.

A partir de aquí, todo será bajar. El terreno sigue siendo calizo, pero ahora la ruta se amolda a los pliegues del macizo.

Descenso, buscando la traza del sedo minero.

Atravesamos jous silenciosos y rocas afiladas hasta alcanzar un cruce clave: en él hay que tomar la traza de un antiguo sedo minero. Descendemos sin dificultad hasta la majada del Redondal, vestigio de la época minera, donde aún quedan bocaminas y pozos oxidados. Aquí hayamos una pista por la que hay que seguir bajando

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Redondal, una majada perdida en el macizo oriental.

el curso de la pista nos lleva poco a poco hacia el collado de la Aldea, y desde allí, en apenas unos minutos, alcanzamos el Casetón de Ándara. Aquí, entre niebla y piedra, se alza la vieja caseta minera, hoy transformada en refugio guardado. Es un lugar para detenerse, mirar atrás, beber agua y escuchar el silencio cargado de historia.

Llegando al Casetón de Andara.

Desde el Casetón tomamos la pista hacia el Jitu Escarandi, pero sin llegar a él, giramos a la izquierda, adentrándonos por la otra cara de la Pica de Fuente Soles. El sendero al principio es claro, pero al acercarnos a la pared caliza se vuelve un sedo desdibujado, que requiere atención. Es una bajada mágica, solitaria, que nos devuelve al collado Fuente Soles.

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Rumbo al collado Fuentesoles.

Ya en el tramo final, descendemos entre praderas abiertas y pastos de altura. Alcanzamos la pista del collado la Caballar (1.238 m) y seguimos por el PR, bajando hasta conectar con la carretera.

Collado Caballar.

Sólo resta andar unos metros por el asfalto y después tomar un sendero a la derecha. Por una última pista ancha, descendemos sin dificultad hasta volver a Sotres, cerrando esta circular de historia, esfuerzo y maravillas naturales en medio del macizo oriental de los Picos de Europa.

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