¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Beatriz Menéndez, con todas las baldas de su tienda bien surtidas. OMAR ANTUÑA

Coronavirus en Asturias | «Hemos abierto el negocio por abrir y confiamos en resistir al confinamiento»

La parálisis de la sociedad repercute en tiendas de alimentación de animales o de telecomunicaciones de Avilés con permiso del Gobierno para funcionar

C. DEL RÍO

avilés.

Jueves, 26 de marzo 2020

Si alguien tenía alguna duda acerca del funcionamiento de la sociedad como el de un organismo de cualquier ser vivo, la actual crisis provocada por la pandemia del coronavirus lo sacará de su confusión. La parálisis de la actividad comercial y hostelera repercute en el resto del tejido del sector servicios, cebándose especialmente en los negocios que durante esta cuarentena sí tienen permiso del Gobierno para abrir porque prestan un servicio considerado necesario. Son, por ejemplo, quioscos y papelerías, ópticas, establecimientos de tecnología y telecomunicaciones, de alimentación para mascotas... ¿Y talleres de automóvil? Sí, también, en principio. Daniel González, gerente de AJC Automotor, así lo cree, aunque no descarta cerrar por la ausencia de clientes. Ayer, de hecho, ya no abrió sus puertas.

Publicidad

La mecánica de vehículos no aparece reflejada en el Real Decreto promulgado por el Gobierno «y las asociaciones del sector, entre ellas Asetra, se han dirigido al ministerio para aclarar qué pasa con nosotros y no han recibido respuesta».

Así las cosas, explica González, ellos subieron la puerta del taller y trabajaron en dos vehículos que estaban a la cola. La semana pasada apenas entró trabajo nuevo, el coche de un taxista fue el último.

«Esto va a ser una ruina. Yo tengo dos empleados y ya solo está uno conmigo. Nos pondremos al día con el trabajo y cerraremos porque tampoco están llegando recambios», comenta resignado en presencia de uno de los aludidos.

A pocos metros, en la calle El Quirinal, está Cash Now, una tienda de segunda mano que según G. Simón, su encargado, puede abrir de forma «excepcional» porque vende artículos de primera necesidad como móviles, tabletas o radios que, además, están empeñados. «Igual alguno de los propietarios de estos artículos necesita recuperarlo. Aparte vendemos artículos autorizados como pilas o productos de ortopedia», explica tras una mesa que bloquea el acceso a la tienda.

Publicidad

Con todo, la extraordinaria situación ha obligado a reducir personal, horarios y extremar las medidas de higiene. Los cuatro empleados del establecimiento están en un Expediente de Regulación de Empleo Temporal y él se ha quedado al frente de los establecimientos de Avilés y Gijón. El de aquí abre dos días a la semana y el de Gijón, tres. «Fue la única solución para salvar la empresa y los trabajadores lo entendieron», explica.

Las medidas de seguridad adoptadas, aparte de impedir la entrada y conseguir ese metro y medio de separación entre cliente y vendedor a través de la interposición de la mesa, son las recomendaciones lanzadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Tengo un cartel aquí con todo lo que nos exigen y desinfectante para manos», añade.

Publicidad

Beatriz Menéndez, de la clínica veterinaria Huellas, no tiene ninguna duda de la legalidad de su apertura. No tanto sobre el servicio veterinario, salvo los casos de urgencia. Asegura que el viernes 13 y el sábado 14 «fueron la locura, los clientes se llevaban dos y tres sacos de pienso, parecía que se acababa el mundo», pero ya la semana pasada se fue normalizando. «Todavía el lunes 16 y el martes 17 vino mogollón de gente, pero a partir del miércoles comenzó a tranquilizarse», indica mientras recibe a dos repartidores que, conforme a las nuevas medidas de seguridad, dejan los paquetes en el suelo o en el mostrador, pero siempre evitando el contacto y manteniendo la seguridad. Ahora parece que garantizar la identidad del receptor ya no es tan importante.

Con dos negocios abiertos, en el Carbayedo y en El Atrio, Menéndez ha tenido que recortar horario debido al descenso de clientela. «El primer lunes tras el estado de alarma abrimos todo el día porque no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente, ahora ya estamos cerrando a las seis y los empleados se han cogido vacaciones» porque, como explicaba G. Simón, todos son conscientes de la complicada situación para el pequeño negocio.

Publicidad

En esas están Ana Solís y su empleada en la parafarmacia Sana Sana, en cuyo escaparate expone guantes, termómetros y el cotizado gel hidroalcohólico. «Es una marca nueva que nos acaba de llegar», explica Solís mientras limpia y observa la calle vacía. «Abrimos por abrir y confiamos en resistir el confinamiento», de momento han reducido el horario porque «por la mañana, la gente todavía sale a hacer la compra, pero por la tarde ya se recluye en casa».

Ellos son algunos de los 'órganos' que siguen cumpliendo su función vital, pero renqueando debido a la inactividad del resto de miembros.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad