El respirador de impresión 3D necesita mejoras y continúa con su avance

Las pruebas iniciales que se están llevando a cabo en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) para testar el funcionamiento del respirador artificial en impresión en 3D están siendo un éxito. El prototipo, desarrollado por ingenieros asturianos, se está probando en animales. Primero en conejos. Ahora en cerdos. Y los resultados son esperanzadores, aunque, según sus responsables, aún es pronto para fijar un plazo de utilización en humanos.

Para agilizar la validación y homologación de este dispositivo médico se ha creado un consorcio coordinado por la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, en el que están, además de los creadores de la idea (el equipo denominado Reesistencia Team), la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón (EPI) de la Universidad de Oviedo y centros de investigación públicos y privados, como los centros de I+D de ArcelorMittal y Thyssenkrupp, el centro tecnológico Idonial y expertos en ventilación mecánica del HUCA, que están llevando a cabo la supervisión clínica. Entre todos trabajarán en la mejora técnica del respirador.

Según explicó el consejero de Ciencia, se vio que «era necesario incluir una serie de mejoras tecnológicas para poder seguir con el proceso de fabricación». De ahí que se decidiera sumar «todos los recursos disponibles» en Asturias en una alianza «socio-público-privada», como la definió Borja Sánchez. En los próximos días se verá si estos avances técnicos «son suficientes o no para ya acometer una prueba que nos diga si el modelo es funcional o no». «Una vez que tengamos estos datos, los trasladaremos al Gobierno de España para que evalúen si es o no posible tramitar su acreditación para uso clínico», añadió.

Los equipos de todos los centros mencionados trabajan de forma coordinada para introducir los ajustes técnicos precisos de cara a la validación y prueba del dispositivo en el HUCA. El objetivo es concentrar todos los esfuerzos para intentar que el prototipo supere las pruebas y pueda iniciarse la fabricación, si bien los especialistas que participan en el proyecto recuerdan que se trata de procedimientos largos, que ahora se intentan acortar, y que deben ser muy rigurosos.

La alianza público-privada de centros de investigación e innovación participa también en la fabricación en impresión 3D de equipos de protección individual contra el COVID-19, para su uso por el personal sanitario. A este respecto, desde la Consejería de Ciencia se recuerda que todo el equipamiento de protección individual debe fabricarse de acuerdo con una normativa determinada. Tanto la Asociación Española de Normalización (UNE) como el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogen las especificaciones para la fabricación de material contra el coronavirus.