Un solitario vecino en Ponticiella, en el concejo de Villayón. CAROLINA SANTOS

El desierto demográfico avanza por el oeste

La Asturias vaciada. El occidente de la región perdió 34.906 vecinos desde 2000. Apenas supera los veinte habitantes por kilómetro cuadrado, con la mitad de sus 36 concejos en riesgo de abandono, según la UE

OCTAVIO VILLA

Domingo, 24 de enero 2021

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico entiende como zona en riesgo de despoblación o desierto demográfico aquella que no supera los ... 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, siguiendo la definición que hace la Unión Europea. En Asturias, Boal marca desde este año ese límite, pues sus 1.482 vecinos se reparten por sus 120,28 kilómetros cuadrados a razón de 12,32 personas por cada uno de ellos. El año anterior superaba muy ligeramente esa barrera.

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En riesgo severo se sitúan aquellas zonas que no llegan a los ocho habitantes por kilómetro cuadrado. Doce de los concejos del Occidente (Quirós, Yernes y Tameza, Belmonte, Somiedo, Ibias, Allande, Grandas de Salime, Pesoz, Illano, San Martín y Villanueva de Oscos y Taramundi) están en esa situación, al igual que cuatro del oriente (Ponga, Amieva y Peñamellera Alta y, el estudio lo incluye en esta zona geográfica, al concejo de Caso, de la cuenca del Nalón), mientras que tres del oriente (Onís, Cabrales y -también- Sobrescobio, de la cuenca del Nalón) y seis del occidente (Boal, Proaza, Teverga, Degaña, Villayón y Santa Eulalia de Oscos) tienen una densidad inferior a 12,5 habitantes.

Solo tres concejos de la montaña que limitan con León superan los veinte habitantes por kilómetro cuadrado. Son Cangas de Onís, por su carácter de cabecera de comarca, y Aller y Lena. Estos dos ejemplifican muy bien lo que ha supuesto para las cuencas altas el abandono de la minería del carbón. Aller ha perdido 4.985 habitantes, el 35,43% de su población, en dos décadas, quedando por debajo de Lena en una carrera a la inversa, en la que el concejo por el que discurre la principal salida por carretera hacia la meseta ha tenido un comportamiento menos negativo, pese a lo cual se ha dejado 3.200 vecinos por el camino, un 23,02% de la población del año 2000.

Un solitario vecino en Ponticiella, en el concejo de Villayón. CAROLINA SANTOS

En la otra cuenca alta minera, la del Narcea, el asunto es aún peor. Pocos confían en ver hecha la autovía que se suponía que iba a unir La Espina con Ponferrada, lo que situaría de nuevo la comarca en el mapa de la logística, una vez que las minas se han cerrado.

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La AS-15 El Club del -28%

Cangas tiene la mitad de habitantes que hace un siglo

El dato es rotundo. Con 12.124 habitantes, el mayor concejo de Asturias en extensión, Cangas del Narcea, tiene la mitad de la población que tenía en 1920, cuando era el cuarto municipio en población de la región. Lo peor es que inició el siglo XXI con más de 5.000 vecinos más, 17.261, y la inmensa mayoría de esa pérdida de población no lo ha sido por motivos vegetativos, sino porque los jóvenes se han ido a buscarse el futuro a otros lares. En la primera década del siglo, hacia el centro de la región. En la segunda, más preocupante aún, hacia fuera de Asturias. La generalización de este fenómeno es una de las causas por las que el Principado conjuga una de las mayores tasas de envejecimiento de España (de Europa y del mundo, también) con la menor tasa de actividad del país.

El abandono de la minería está detrás de un despoblamiento generalizado que hace que la cuenca media del Narcea se pueda denominar 'El Club del -28%'. En torno a ese porcentaje de pérdida de población en solo veinte años se sitúan los concejos de esa parte de la cuenca del Narcea: Salas, que en 2019 bajó de la barrera de los 5.000 vecinos; Tineo, que intenta frenar la caída con iniciativas como el polígono industrial de La Curiscada, y el propio Cangas del Narcea. El limítrofe Somiedo se mueve en los mismos porcentajes, mientras que en la costa occidental Valdés también roza esas cifras, mostrando el peor comportamiento de todos los concejos del litoral occidental en lo que va de siglo.

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La AS-12 y los Oscos Desierto verde

El occidente más extremo existe y tiene qué ofrecer

El río Navia recorre cuatro de los cinco concejos que mayor pérdida proporcional de población han tenido este siglo: Illano (-47,89%), Pesoz (-44,15%), Ibias (-44,89%) y Boal (-41,40%). Son vecinos de Los Oscos, Villayón, Allande y Degaña, con comportamientos muy similares de despoblamiento, y entre todos ellos conforman el desierto verde suroccidental. Un paraíso natural y de patrimonio histórico y cultural que sufre de un alarmante abandono. Es un círculo vicioso: como pierde tanta población, no se invierte en infraestructuras de comunicación. Como no se invierte, los vecinos se van. Salvo los mayores.

El movimiento de los vecinos de los concejos que recorre la AS-12, entre Navia y Grandas de Salime, para reclamar un arreglo digno de la carretera es el grito de petición de socorro de una comarca que se muere mientras se agostan sus magníficos recursos forestales, las evidentes posibilidades de varios tipos de ganadería productiva en extensivo, y se pierden por falta de conservación o por actuaciones mal enfocadas en sus abundantes castros prerromanos e iglesias.

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El alcalde de Pesoz, José Valledor, declaraba recientemente a EL COMERCIO que «es imprescindible arreglar la AS-12, y rápidamente, para que los municipios de esa cuenca no se mueran. Eso, y la fibra óptica. Con buen transporte y buena cobertura de internet sí que se podrían hacer cosas». Pero advertía de lo disfuncional de sus comunicaciones con el resto de Asturias: «Si yo tengo que ir a una reunión a Oviedo, tardo bastante más de dos horas por trayecto. A Lugo, desde Pesoz, llego en setenta minutos».

Lo mismo le ocurre a los vecinos de Grandas de Salime y de los municipios de la comarca de Los Oscos, que apenas rebasan ya el millar entre los tres concejos, pero que podrían, al igual que el vecino Taramundi, tener recorrido en el camino del turismo de experiencias y naturaleza. La tradición ferreira, los antiguos mazos hidráulicos y otras labores tradicionales se conjugan con un paisaje apabullante y con algunas interesantes iniciativas empresariales, en particular en el pequeño polígono de Taramundi.

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La costa El poder de la autovía

Los municipios litorales recuperan la esperanza

No están tan lejos los tiempos en los que viajar de Gijón u Oviedo a Navia hacía recomendable buscar también alojamiento para pasar la noche. Hoy, el trayecto es un paseo gracias a la autovía, funcional ya para viajar a cualquier punto de Galicia y Portugal. De ser el extremo olvidado de Asturias y un fondo de saco logístico, la mariña ha pasado a ser una zona si no plenamente pujante, al menos sí con una sangría demográfica muy atenuada.

La competencia tecnológica de los astilleros Armon (Navia) y Gondán (Castropol) es un puntal para la zona, así como empresas como Ence y Reny Picot (Ilas), el polígono de Río Pinto y el Hospital de Jarrio. Además, la autovía costera está facilitando la implantación en la rasa costera de un llamativo número de explotaciones ganaderas de nueva generación. Sin llegar al intensivismo propio de otras regiones, han crecido sensiblemente con criterios empresariales. Las estribaciones de sierra inmediatamente al sur de esa rasa parecen la zona más propicia de Asturias para la implantación de parques eólicos, ya que suelen tener intensidad de vientos y no están en la zona de máxima protección medioambiental.

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De Colunga a Caso, la peligrosa línea roja entre centro y oriente

La evolución demográfica de la comarca desde 2000, muy lastrada por las cifras de los concejos más montañosos

Si el occidente de la región se organiza en valles que más o menos discurren de Norte a Sur, en el oriente hay básicamente dos franjas, la costera y la de montaña, muy claramente marcadas. Lo más preocupante de los concejos considerados del oriente es la franja roja –en términos de evolución poblacional– que va de Colunga y Caravia, en la costa, a Caso, Ponga y Amieva, en la montaña. Estos tres últimos muestran muchas similitudes demográficas y cifras de riesgo extremo de despoblamiento, agravadas por ser, con mucho, los concejos más envejecidos de la comarca oriental, si bien Caso forma parte del valle del Nalón.

En la costa, Colunga y Caravia se han quedado un poco en tierra de nadie, pese a sus muchos atractivos. La tardanza en que la autovía llegase a ambas dio mucha ventaja a Llanes y Ribadesella como polos atractores del turismo vasco y madrileño, los dos fundamentales clientes de la zona.

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Pero precisamente la llegada de la autovía a la costa y su prolongación hacia el centro de la región está detrás de un innegable proceso de decaimiento en la franja interior de la comarca, cuyo máximo exponente es el caso de Piloña. El municipio con capital en Infiesto ha perdido el 22,68% de su población desde 2000, y supone todo un aviso de que es necesaria una actuación decidida para evitar su declive, así como el de Caso, Ponga y Amieva, concejos con histórica caída hacia Piloña y Parres.

En la zona interior del Oriente, son precisamente Cangas de Onís y Parres los concejos que mejor han aguantado el tirón demográfico a la baja de los últimos 20 años. Las actividades turísticas vinculadas al río Sella y al santuario de Covadonga, así como al Parque Nacional de Picos de Europa tienen sus bases fundamentales en ambos municipios, y eso explica por qué apenas han perdido el 4,46% de su población, en el caso de Parres, y el 2,11%, en el de Cangas de Onís, que incluso tuvo un repunte el último año, mientras que están rodeados de municipios que pierden entre el 17,81% de Onís y el 30,61% de población que ha perdido Amieva en veinte años. Cangas de Onís, además, ejerce de cabecera comarcal para Onís, Cabrales y Peñamellera Alta, que sí han sufrido relevantes sangrías poblacionales, incluso contando con el tirón turístico que tiene Cabrales.

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En su caso, la cercanía de Llanes a través de la carretera del Río Infierno puede explicar por qué la constante afluencia de visitantes no se ha traducido en un mantenimiento, si no crecimiento, de la población durante lo que va de este siglo.

De hecho, la zona más al Este de la comarca oriental del Principado es Llanes el único concejo que ha ganado población desde 2000, al pasar de los 13.144 habitantes de aquel año a los 13.473 del último padrón, si bien el pico de población lo alcanzó en 2010, con 13.950 vecinos. Desde entonces también emprendió un lento declive poblacional no preocupante aún, pero que invita a tomar medidas a medio plazo.

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El otro concejo de la zona oriental que ha crecido es Villaviciosa, con un comportamiento similar a Llanes (crecimiento neto hasta 2010 y lento declive desde entonces, aunque este último año ha vuelto a crecer). En su caso, la cercanía a Gijón y la creación de viviendas que actúan como ciudad dormitorio explican buena parte de esa evolución.

Reequilibrio y cohesión frente a cifras globales

La estructura de la pirámide poblacional de Asturias, con más de dos tercios de la población por encima de los 40 años de edad y con las franjas de menores de 20 años muy adelgazadas muestran que tan solo un por el momento inexistente fenómeno de inmigración sustancial sería capaz de detener el declive global de la población (el INE, además, prevé que en Asturias solo hayan nacido 40 niños por cada 100 fallecimientos en 2020, una cifra que pronostica que bajará hasta los 36 niños durante los próximos años, hasta 2033). Por ello, las políticas destinadas a reequilibrar la población entre comarcas y a buscar la cohesión territorial se sitúan como el principal baluarte frente a la desertificación demográfica de buena parte de la región.

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