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La población joven que acude a cirugía plástica cada vez aumenta más por la 'dismorfia de Snapchat' Fotolia
Redes sociales

Qué es la dismorfia de Snapchat

Bótox, rinoplastias, rellenos de labios... cada vez hay más intervenciones estéticas para intentar parecerse a la versión irreal de los filtros de redes sociales

Sábado, 24 de septiembre 2022, 12:56

Hacerse una 'selfie' forma parte de la cotidianeidad para cualquier usuario de las redes sociales; millones de personas entran en sus cuentas día a día, publicando imágenes de ellos mismos o simplemente enviándolas a familiares y amigos. Sin embargo, ¿cuántas veces se ha contemplado de más aquel filtro que retoca la cara y elimina las imperfecciones?

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Es una realidad que el uso de las redes sociales puede afectar negativamente a la imagen que se tiene de uno mismo. La tendencia actual es querer compartir cada punto importante de nuestras vidas, pero siempre desde la mejor perspectiva posible: pelo, cara, pose, ropa... todo ello con un retoque especial conseguido a base de filtros que después se enseña bajo el falso título de 'realidad'.

Esto es un engaño a nivel psicológico, dado que es inevitable hacer comparaciones con la vida de ensueño que publican los influencers, los conocidos en redes o el filtro autoimpuesto al hacerse una fotografía. Provoca inquietudes sobre el aspecto físico, creando la obsesión de querer ser la persona que muestra la pantalla y no la que refleja el espejo.

En eso consiste la 'dismorfia de Snapchat', un término que ha sido acuñado por el doctor Tijion Esho, poseedor de varias clínicas de estética en Reino Unido. Este problema es de ámbito psicológico y se encuentra relacionado con Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), se basa en la obsesión con un defecto físico menor (a veces ínfimo), sobrevalorándolo, buscando todos los medios posibles para querer eliminarlo, incluso cuando apenas sea notable o que no suponga ningún tipo de problema en la rutina diaria. Esto causa una gran ansiedad en la persona, haciendo que se mire constantemente en el espejo y le haga tener una imagen muy negativa de sí misma.

El origen de esta visión alterada de uno mismo viene dado por las redes sociales, haciendo que este problema mental ya haya hecho saltar las alarmas de los profesionales tanto a nivel de cirugía plástica como a nivel psicológico. Y es que aunque se trata de un problema que puede afectar a cualquier persona asidua, los adolescentes son los más afectados con este tipo de trastornos.

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Bisturí y botox para intentar parecerse al 'yo' de las redes

El problema de este tipo de dismorfia ha sido de gran envergadura en Estados Unidos, donde aplicaciones como el Tik Tok y el Snapchat cuentan con millones de usuarios, muchos de ellos jóvenes o menores de edad.

Alllí, el porcentaje de clientes que acuden ha realizarse operaciones de cirugía estética para verse mejor en las selfies ha aumentado considerablemente en los últimos años. De hecho, más del 50% de estos clientes son menores de 30 años, jóvenes que acuden con expectativas poco realistas y esperan encontrar, a base de bisturí o botox, el 'yo' que publican en redes.

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En España, la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) ya ha dado aviso del aumento de este tipo de casos en clínicas de estética. En 2019, se celebró una reunión en Madrid donde se habló de este tema en concreto, ya que la población adolescente que quería someterse a este tipo de operaciones cada vez iba a más.

Fue la doctora Marisa Manzano, experta en cirugía plástica, la que habló en rueda de prensa para aportar más datos sobre el tema. «Los adolescentes tienen la posibilidad de dar una imagen de lo que a ellos les gustaría ser y de cómo les gustaría ser y, en ocasiones, quieren que su identidad real se asemeje cada vez más a su identidad digital», comentaba.

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Cómo 'no' caer en la dismorfia física

La solución no es dejar de utilziar las redes sociales, sino saber que hay un telón y que lo que se muestra en redes no es la realidad, sino una ficción. El problema radica en que muchos adultos no tiene un concepto crítico y mantienen unos ideales estéticos imposibles, como algo a lo que aspirar, por ello es sano y recomendable educar desde la infancia a saber distinguir lo real de lo falso. Es decir, enseñar a tener un penamiento autocrítico de uno mismo y no caer en los falsos esteriotipos que aparecen con tanta naturalidad en internet, cine o publicidad.

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