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Entre la una y las cuatro de la tarde es el periodo ideal para dormir la siesta Dasha Petrenko

¿Es bueno dormir la siesta en verano?

Echarse un poco tras la comida en verano es prácticamente innegociable, es uno de esos placeres a los que no podemos ni debemos renunciar porque es una cuestión de salud

Pilar fonseca

Domingo, 19 de junio 2022, 03:08

Ni excusa ni pretexto ni nada: echarse la siesta es una cuestión de salud, no hay duda, lo dicen los médicos y especialistas así que solo nos queda obedecer para cuidar nuestra salud incluso en vacaciones. No hay espacio para la discusión, hay que echarse la siesta, pero no vale todo, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones médicas para que realmente funcione.

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Los sueños cortos durante el día, se ha comprobado a través de distintos estudios que, mejoran nuestras habilidades cognitivas. Desde el punto de vista fisiológico ayudan a la ganancia de músculo y afectan positivamente al sistema inmunitario.

Sueños cortos, sí ese es el matiz importante, qué entienden los médicos por sueños cortos y en qué franja horaria realmente es beneficios para nuestro cuerpo hacer una pausa para dormir.

¿Cuánto debería durar una siesta?

Primero hay que matizar en qué momento del día nuestro cuerpo entra en un periodo de somnolencia máxima en el que es beneficioso hacer una pequeña siesta.

Los médicos acotan ese periodo entre la una y las cuatro de la tarde, en esa franja horaria es cuando nuestro cuerpo se va a beneficiar de verdad del descanso. Después de esa franja de horas, si dormimos una pequeña siesta, es mucho más probable que ese descanso interfiera con nuestro sueño nocturno y sea casi peor el remedio que la enfermedad, como dice el refrán.

Y cuánto tiempo se considera apropiado que dure una siesta saludable, pues volvemos a recurrir a los especialistas que recomiendan que la duración de la siesta sea de diez a veinte minutos. Ese es el tiempo ideal para notar cierto descanso reparador sin profundizar en exceso en el ciclo del sueño.

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Hay que tener en cuenta que a partir de los veinte minutos de sueño diurno entramos en fases más profundas que pueden hacer que nos despertemos algo aturdidos y que nos sea más fatigoso retomar las labores habituales después de la siesta.

Lo más práctico es que programemos unos veinticinco minutos de nuestro día para la siesta dándonos un margen de unos cinco minutos que vamos a tardar en dormirnos.

La siesta debe durar entre 10 y 20 minutos Bob Ellis

Siesta más café, coctel ganador

Hay quien combina la siesta de un máximo de veinte minutos con un café para despertar «doblemente» activo.

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Se trata de tomar un café justo antes de esos veinticinco minutos que habíamos previsto para echar una siesta. A esta combinación se le ha puesto un nombre en inglés, «power nap», porque son muchas las personas que la practican.

El sueño, por un lado sirve para mejorar las funciones cognitivas y el café actuará justo cuando termine la siesta, ya que tiene un tiempo desde la ingesta hasta que hace su efecto que está en torno a los treinta minutos.

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Es importante también localizar el lugar donde hacer la siesta porque eso facilita que se concilie el sueño con mayor facilidad. Lo mismo que ocurre cuando leemos en la cama por ejemplo, para nuestro cerebro la cana significa que vamos a dormir y eso normalmente hace que sea más fácil conciliar el sueño en ese entorno que en cualquier otro.

¿Dormir o andar, es igual de recomendable?

Ya hemos hablado de los beneficios de la siesta, pero hay otra acción que también tiene beneficios directos y claros. La caminata suave después de comer es tan recomendable como la siesta aunque si el calor aprieta quizás no sea lo más conveniente exponerse a las altas temperaturas.

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La caminata suave después de comer supone realizar una actividad física que eso siempre es saludable, controlamos y activamos el metabolismo y el movimiento ayuda a suavizar los posibles picos de glucosa que pudieran producirse después de comer.

Una caminata suave después de comer ayuda a la movilización de grasas y mejora la digestión.

Es verdad que tanto la siesta como la caminata después de comer lo mejor es hacerlas en dosis pequeñas, para apreciar a medio y largo plazo sus beneficios sobre la salud.

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