La relación entre el sueño y el Alzheimer: las largas siestas pueden ser una señal de demencia
Un estudio señala la posible conexión entre las siestas diurnas prolongadas y el deterioro cognitivo
R. Ibarra
Sábado, 30 de abril 2022, 13:10
El alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa de la que se desconoce su origen y que, hasta el momento, es incurable. Es además la más común de las patologías relacionadas con la demencia. Una nueva investigación que ha llevado a cabo el Centro de la Enfermedad de Alzheimer de Rush (EE.UU.) sugiere ahora una posible conexión, según un artículo publicado en «Alzheimer's and Dementia», entre el deterioro cognitivo y las siestas diurnas de duración excesiva.
Según publica ABC, los investigadores aseguran que la conexión parece darse en ambas direcciones: las siestas más largas y frecuentes se correlacionaron con una peor cognición al cabo de un año, y la peor cognición se relacionó con siestas más largas y frecuentes al cabo de un año.
Aron Buchman, neurólogo del Centro Médico de la Universidad de Rush y coautor del artículo, dijo que el estudio aporta pruebas a la cambiante visión de la enfermedad de Alzheimer como un trastorno puramente cognitivo. «Ahora sabemos que la patología relacionada con el deterioro cognitivo puede causar otros cambios en la función», afirma. «Es realmente un trastorno multisistémico, que incluye también dificultad para dormir, cambios en el movimiento, cambios en la composición corporal, síntomas de depresión o cambios de comportamiento».
Los investigadores siguieron a más de 1.400 pacientes ancianos durante un máximo de 14 años como parte del Proyecto Rush de Memoria y Envejecimiento y del Estudio de Orden Religioso. Los participantes llevaban un sensor en la muñeca que registraba la actividad de forma continua durante un máximo de 10 días, y acudían una vez al año para someterse a pruebas cognitivas. Cualquier periodo prolongado sin actividad durante el día, desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde, se consideraba una siesta. Cuando se inició el estudio, más del 75% de los participantes no mostraban signos de ningún deterioro cognitivo, el 19,5% tenía un deterioro cognitivo leve y algo más del 4% padecía demencia por enfermedad de Alzheimer. Las siestas diarias aumentaron en unos 11 minutos al año entre los que no desarrollaron deterioro cognitivo durante el seguimiento. Las siestas se duplicaron tras el diagnóstico de deterioro cognitivo leve y casi se triplicaron tras el diagnóstico de demencia por enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores también compararon a los participantes que tenían una cognición normal al inicio del estudio pero que desarrollaron demencia por enfermedad de Alzheimer con sus homólogos cuyo pensamiento se mantuvo estable durante el estudio. Descubrieron que las personas mayores que dormían la siesta más de una hora al día tenían un riesgo de un 40% mayor de desarrollar alzhéimer.
Buchman subrayó que el estudio no implica que dormir la siesta provoque demencia de Alzheimer, ni viceversa.
«Se trata de un estudio observacional, así que no podemos decir que 'a causa b», explica. «Pero podemos decir que se desarrollan al mismo tiempo, y es posible que las mismas patologías contribuyan a ambas».