Cómo sacar el máximo partido para la salud al destino de vacaciones

No es un imposible y si se plantea con un poco de sentido común puede ser incluso más divertido e igual de sencillo que cuando se hace alguna actividad física en casa.

Lo importante es no abandonar el ejercicio porque estemos de vacaciones. Es verdad que el calor no ayuda a la hora de ponerse a entrenar, pero no por eso hay que dejar de moverse en los meses de verano.

Se puede cambiar la rutina habitual, se pueden buscar deportes más apetecibles o más sencillos de practicar en el destino vacacional al que nos desplacemos o sencillamente, se puede añadir movimiento y actividad física a nuestro día a día, a nuestros planes de vacaciones.

Es interesante mantener la actividad aunque se baje un poco el ritmo, es importante evitar quizás las horas centrales del día si sube el calor más de lo que se puede soportar haciendo deporte, quizás sea el momento de introducir la bicicleta para los desplazamientos más cortos o que nadar se convierta en algo usual en los días de vacaciones. Todas las opciones son buenas para no dejar de lado el movimiento o la actividad física.

Si el destino elegido está junto al mar hay muchas opciones interesantes con las que cuidar nuestra salud y al mismo tiempo mantener una actividad física saludable diferente a la del resto del año.

Permanecer en el agua alrededor de diez minutos de forma relajada ayuda mucho a desinflamar el cuerpo gracias a la absorción, a través de la piel, de numerosos minerales que ayudan a reducir o evitar la retención de líquidos.

Estar a nivel del mar hace que baje nuestra tensión y el yodo que respiramos ayuda a que consigamos relajarnos de una manera más sencilla, casi de modo inconsciente.

El batir de las olas ofrece un estupendo masaje drenante e incluso anticelulítico que se puede potenciar si por la noche se aplica una crema anticelulítica antes de ir a dormir.

Permanecer de pie cinco minutos frente a las olas y otros cinco de espaldas a ellas, permitiendo que rompan a la altura de los muslos, cada día es uno de los regalos que nos podemos dar estas vacaciones en el mar.

Hay que tener en cuenta siempre que el agua del mar reseca también la piel por lo que es imprescindible la ducha al regresar a casa e hidratar bien la piel cada día.

Los paseos por la arena húmeda son muy recomendables para fortalecer la musculatura de tobillos y piernas, pero también porque suponen una exfoliación natural que consigue desprender la piel muerta, queratinizada y reseca de los pies. Es importante no olvidar la hidratación de esta zona cuando se regresa de la playa, cada día.

Algo que también hay que tener en cuenta a la hora de cuidar la salud en verano junto al mar es que mantener el traje de baño demasiado tiempo húmedo puede provocar la aparición de hongos y bacterias, algo que siempre es mejor evitar para que no arruine los días de vacaciones.

Si nuestro destino acuático es un río o un lago estas vacaciones es evidente que el agua dulce no va a resecar la piel como ocurre con el agua salada. Sin embargo, su baja temperatura y su movimiento constante va a ser muy beneficioso para tonificar tanto la piel como los músculos.

Si hay algún lugar donde la corriente llegue a la altura de muslos o glúteos en el que poderse situar con seguridad, tendremos un masaje natural muy positivo para cualquier problema circulatorio, para tratar la retención de líquidos y para eliminar la sensación de pesadez y cansancio en las piernas.

Sumergir las piernas en el río durante diez minutos, salir y secar las piernas para repetir este proceso dos o tres veces, consigue que la contracción y la expansión de los tejidos y las venas activen la circulación periférica mejorando su flexibilidad y reduciendo las pequeñas varices que hayan podido aparecer.

Si nuestro destino es la montaña no se puede olvidar la necesidad de proteger la piel de los rayos UV tanto o más que si nos hemos dirigido a la playa.

Caminar por la montaña tonifica las piernas, fortalece los músculos y ayuda a eliminar la celulitis.

La montaña exige que estemos atentos a la ruta porque requiere que mantengamos un cambio constante de fuerza en la pisada mientras ascendemos, bajamos o sorteamos cualquier posible obstáculo del camino, por pequeño que sea.

Estar en contacto con la naturaleza, caminar por bosques, montes o reservas naturales es algo muy beneficioso para todos pero aún más para aquellas personas que habitualmente no practican ningún tipo de deporte.

En vacaciones es importante no darse grandes atracones a diario, es mejor dejarse llevar por las comidas más ligeras y sanas porque por lo general, es una época en la que el ritmo es más relajado y el cuerpo no va a necesitar consumir mucha energía.

Las vacaciones pueden ser un momento perfecto para introducir en la dieta otro tipo de frutas, verduras y hortalizas, distintas a las que consumimos durante el resto del año.

Nadie dijo que haya que eliminar los helados, las tapas o una copa de vez en cuando en la terraza más apetecible para quien quiera, pero eso no debería ser el día a día durante las vacaciones porque va a perjudicar a la salud cardiovascular, va a hacer que aumente el colesterol en sangre y en definitiva, va a complicarlo todo mucho más a medio y largo plazo.

Si el destino es una ciudad aprovecha para conocerla mejor a pie, caminándola. Siempre que sea posible elige caminar a cualquier otro medio de transporte a no ser que tu elección sea la bicicleta.

Es muy probable que si te decides por esta opción llegues incluso a recorrer diez veces la distancia que habitualmente caminas en un día normal de los que no estás en vacaciones.

Con esta sencilla elección estás tonificando los músculos, luchando contra la celulitis, evitando la retención de líquidos, ampliando tu capacidad cardiopulmonar y mejorando la tonicidad de la piel y no solo la de las piernas.

No se trata de martirizarte en tus rutas turísticas por la ciudad, en la montaña, junto al mar o a la orilla de un río, se trata de que consigas que salud, belleza y vacaciones vayan juntas durante estos días.