Escenas gijonesas en el arte
En una de las aulas del Antiguo Instituto se exhibió por vez primera el cuadro de Ventura Álvarez-Sala 'La rifa de la xata'
Jueves, 12 de octubre 2023, 01:21
De tan habitual como era, no estaban acostumbrados las gijonesas y los gijoneses a ver sobre los lienzos una escena como aquella, y de ahí su éxito. Hace 125 años, «en una de las aulas del Instituto» (que hoy lleva ya el adjetivo de 'Antiguo'), al de Jovellanos se refiere, fue exhibida una «obra del distinguido pintor gijonés don Ventura Álvarez-Sala. Se titula 'La rifa de la xata', y representa una vista de las inmediaciones de la Pescadería y playa de San Lorenzo», concretamente, parece ser, la calle Capua; «en cuyo sitio presenta el autor una de las típicas escenas de las rifas de terneras, que con acompañamiento de la clásica gaita se presentan muchas veces en Asturias: esta escena constitúyela el momento de la apuntación hecha por el portador de la res».
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Una escena de puro costumbrismo no exenta de maestría, como es propio de Álvarez-Sala. Nuestro insigne paisano tenía, por entonces, tan solo 29 años, y hacía apenas uno que presentara, también en Gijón, su famosa obra '¡Todo a babor!'. «El nuevo trabajo de este distinguido artista», decía tal día como hoy EL COMERCIO, «ha sido hecho expresamente para el Casino de Gijón, en agradecimiento a la subvención que para sus estudios de pintura en Madrid le ha sido generosamente otorgada por dicha sociedad, a causa de haberle sido denegada la que solicitó del Ayuntamiento». Asunto aquel, por cierto, que había sido ya censurado por EL COMERCIO, como también lo era, en esos mismos tiempos, la dificultad para financiarse del pintor Manuel Margolles.
Y que tampoco se solucionará con el tiempo, ya que hoy sabemos que Álvarez-Sala hubo de recurrir de nuevo a las becas del Casino gijonés un par de años más tarde, en aquella ocasión para ir a formarse a Italia. Fue un dinero bien empleado, que hizo brillar como nunca antes el arte asturiano, y merecido por un pintor que, sorprendentemente para todo el legado que nos dejó, murió demasiado joven: a los 49 años, apenas dos días más tarde que su hermana Ignacia. Fue en los tiempos en los que descubrimos, de forma trágica, lo que era la gripe. «Ráfaga de muerte», lo definíamos entonces. Triste es la Historia.
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