Fenómeno 'fan' en Gijón
Entre las cerca de 25.000 personas que asistieron al concierto de Alejandro Sanz, había auténticas 'groupies' del cantante
Miércoles, 23 de agosto 2023, 01:31
Venían de todos los puntos de España para ver a su ídolo. Hace 25 años, la inminente presencia de Alejandro Sanz en El Molinón preocupaba a algunos (la Liga arrancaría dos días más tarde, y había quien temía daños en el césped, recién remozado) y apasionaba a otros. Las dos Españas. De los primeros ya hemos hablado por estas páginas, de modo que ahora les toca a las segundas. En femenino, porque era lo que predominaba. «Nuestro sueño es conocerlo y tocar con él en un concierto de piano», decían Alba y Ángela, gallegas, de 12 y 11 años respectivamente y seguidoras acérrimas del madrileño. «Nos han dicho que es cojo y que mide medio metro», se quejaba una de ellas sobre las bromas que les tocaba soportar de sus amigos. «Pero no. Mide un metro setenta y tres».
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No hay ídolo feo para sus seguidoras. La gijonesa Alejandra, de 15 años, entrevistada por EL COMERCIO a las puertas de la taquilla del Jovellanos, aseguraba estar enamorada de «esas orejas de trasgu, que las tiene muy guapas». Su primer concierto de Sanz había sido a los ocho años, y se resistía de forma contumaz a la moda americana, a pesar de que Lorena, la amiga que le acompañaría al concierto, estaba «'loquita' por los Backstreet Boys». «¡Las canciones de los 'Back' no tienen sentido! Hasta el disco en español es una caca», protestaba Ángela, que tenía para repartir: «Las Spice Girls, ¡puag! Esas son prehistóricas». Y eso que el 'Wannabe', el primer y más rotundo éxito de las británicas, tenía por entonces apenas un par de años de vida.
Frente a la cámara de EL COMERCIO, las 'fans' de Alejandro Sanz competían en conocimientos de lo más dispares sobre su ídolo. Háganse cargo de que por entonces, hace cinco lustros, la información no era tan inmediata como hoy lo es gracias a Internet; procedía de revistas en papel y de rumores sin mucho fundamento. «Calza un 42, no lleva pijama en las giras, usa gafas y lentillas, tiene un camerino portátil, es hermanastro de Jorge Sanz», decía una de las entrevistadas.« ¡No! ¡No tienen nada que ver!», corrigió la gijonesa. Y así, con ilusiones y corazones por partir, transcurría la vida.
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