Poesía en tiempos sombríos

Decía Bertolt Brecht vivir en tiempos sombríos, «en que hablar sobre árboles es casi un crimen porque implica silenciar tanta injusticia». Pero hace cien años, en EL COMERCIO, conseguimos hacer lo uno sin callar lo otro. Habían ocurrido dos cosas, una feliz y la otra infeliz; la primera pequeña mientras que la segunda ha pasado a los libros de Historia. Por un lado, Alfredo Alonso, poeta gijonés, había sido premiado en los Juegos Florales de Oviedo. Por el otro, ya lo saben, Primo de Rivera se había alzado en armas y, con el beneplácito de Alfonso XIII, obtenido en un 'pis-plas' el gobierno del país. Ahora, semanas más tarde, el llamado 'Directorio militar' trasladaba a los obreros una misiva amenazante -«les bastará este requerimiento patriótico para que respondan a su noble tradición con exaltado espíritu de regeneración, y, por lo tanto, no será preciso ir marcándolo con sucesivas leyes obligatorias la jornada, el jornal y la producción», decían-, y la Gaceta, que hoy es nuestro BOE, publicaba los nombres de centenares de cesados en un 'quítate tú para ponerme yo'.

Hablamos de todo eso, hasta haciendo humorismo de ello en nuestra portada (ahí tienen la viñeta), pero también, en contra del pesimista espíritu 'brechtiano', de árboles; es decir, de poesía. «Atento siempre EL COMERCIO a registrar en sus columnas los triunfos de los hijos de esta ciudad que la honren en cualquier manifestación de la Ciencia y del Arte, quiero cumplir hoy con lo que estima un tradicional deber, sintiendo no haber podido hacerlo antes por los acontecimientos nacionales, que no dejaban libre espacio en nuestras columnas». Con '¿Cuándo fue el milagro', Alfredo Alonso, que andaba por entonces rozando la cincuentena, se había alzado ganador en Oviedo, donde, de hecho, se había dado a conocer algunos lustros antes. Poeta en asturiano y castellano, sus versos hablaban también de flores en momentos sombríos. Qué metáfora: «Y en las viejas páginas de olvidados libros / cuando ya estáis secas, / ¿qué sóis, lindas flores, flores de un pasado, / sino triste imagen de ilusiones muertas? ». Y, sin embargo, «¡qué misión tan grande cumplís en el mundo!». Siempre. Hasta en esos tiempos.

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