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En la imagen: Una familia con mascarillas, ayer, de paseo por Oviedo. En el vídeo: Rueda de prensa de la ministra María Jesús Montero. ALBERTO MORANTE / EFE

Desescalada | Sanidad reforzará el uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos

El ministro Illa destaca que existe «unanimidad» entre los presidentes autonómicos, aunque los expertos desaconsejan extender la medida

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

madrid.

Lunes, 18 de mayo 2020, 01:39

A falta de vacunas contra el coronavirus, tratamientos efectivos al 100% y pruebas de diagnóstico masivas, el Ministerio de Sanidad ha encontrado en las mascarillas un aliado para controlar la epidemia. Por ello lleva una semana estudiando en qué términos establecer su uso obligatorio en espacios públicos, una medida que actualmente solo afecta a los viajeros que usan el transporte público. Ayer, el ministro del ramo, Salvador Illa, avanzó por primera vez que «se reforzará» el uso de estos equipos de protección «en los próximos días». Todo, después de que hubiera «unanimidad» en torno al asunto entre los presidentes autonómicos durante la reunión que estos mantuvieron por la mañana con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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En la rueda de prensa posterior, y acompañado de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, Illa no quiso anticipar los detalles concretos de esta nueva orden y reconoció que hoy se celebrará una nueva reunión interterritorial de carácter sanitario con todas las comunidades en la que el uso obligatorio de las mascarillas volverán a estar sobre la mesa. «Habrá un reforzamiento de la obligatoriedad, pero hasta que no esté la orden cerrada no avanzaré nada», sentenció.

El titular de Sanidad ya había sondeado hasta en dos ocasiones la opinión de los consejeros de Salud de las autonomías respecto a esta propuesta. Al principio se mostraron favorables la Comunidad de Madrid, Cataluña y País Vasco, y poco a poco se fueron adhiriendo las demás regiones, Asturias incluida. Esto ha provocado una nueva variación de las recomendaciones del Ejecutivo -la enésima desde el inicio de la crisis sanitaria- respecto a estos equipos de protección, que en solo dos meses podrían pasar de ser «innecesarios» excepto para los trabajadores sanitarios a obligatorios para toda la población.

Sin embargo, este consenso político no se produce a nivel científico. La orden ministerial podría haber estado lista el viernes pasado, pero Sanidad pidió en el último momento nuevos informes al comité de expertos que le asesoran durante la pandemia, que aún tienen dudas.

El más mediático, Fernando Simón, el director del Centro de Alertas Sanitarias, no termina de dar su beneplácito a la extensión de la obligatoriedad en el uso de estos equipos de protección. «Entiendo que se ponga sobre la mesa, pero en caso de que se vaya a hacer hay que pensarla con mucho cuidado porque puede generar problemas importantes», explicó el epidemiólogo al ser preguntado por dicha cuestión. Él, y gran parte de su equipo, siguen defendiendo reiteradamente que «la mejor mascarilla son los dos metros de distancia».

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Uso contraproducente

Preocupa especialmente que la población pueda hacer un mal uso de las mascarillas, como retirárselas sin haberse lavado las manos o no renovarlas con la frecuencia recomendada para cada tipo de ellas, algo que podría llegar ser contraproducente.

La extensión de su utilización a toda la ciudadanía también puede generar estigmas entre las personas para las que no está recomendado su uso: con patologías respiratorias importantes, con problemas de ansiedad o también algunos niños. Un señalamiento similar al que ya sufrieron algunas familias con hijos con autismo durante el confinamiento, que en muchos casos fueron increpados desde los balcones por personas que creían que estaban burlando las restricciones.

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Mientras en España se debate sobre estas cuestiones, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de mascarillas no han variado en ningún punto durante toda la pandemia. El organismo internacional especifica en su página web que las personas sanas, siempre que no sean personal sanitario, solo deberían ponérselas cuando «atiendan a alguien en quien se sospeche la infección» o cuando «se tiene tos o estornudos». También recuerdan insistentemente que estas «solo son eficaces si se combinan con el lavado frecuente de manos con solución hidroalcohólica o jabón y la distancia de seguridad».

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